Vivienda y patrimonio: La iglesia de TasDe iglesia a ruina y de ruina a vivienda. Garmendia y Cordero arquitectos rehabilitan una pequeña iglesia en ruinas, reconvirtiendo su espacio diáfano en una nueva versión del loft.
La conservación del patrimonio histórico se ha convertido en un tema difícilmente cuestionable para la sociedad moderna. Es indudable que nadie se plantearía alterar el legado que nos ha dejado la Alhambra o el Escorial, por citar un par de ejemplos-La normativa tampoco lo permitiría, al estar ampliamente protegidos por su condición de Bien de Interés Cultural.
Sin embargo, cuando hablamos de la ciudad, surge el debate de hasta donde llegar con la protección patrimonial de edificios, no tan relevantes por sí mismos, pero con una protección ambiental que obliga a arquitectos y promotores a ceñirse a determinadas condiciones. Habrá algunos defenderán una mayor libertad que permita reconstruir la ciudad, y otros que defenderán la historia como un valor primordial que hemos de conservar.
No deja de ser un debate clásico en arquitectura, ya desde las teorías de Viollet-le-Duc y Ruskin, el primero más a favor de reconstruir la ruina con su brillo original, el segundo más partidario de dejar que la ruina siga su curso. Se enfrenta pues, la funcionalidad con la poética. Por suerte el debate ha avanzado y hoy día la mezcla de ambos conceptos nos ha dejado una arquitectura de gran nivel.
La rehabilitación, pese a condicionar el diseño y los sistemas constructivos, y por consiguiente, el presupuesto, también suele recompensar al futuro usuario con una arquitectura singular que funde tradición y modernidad. Es ya muy común la rehabilitación de arquitectura industrial, comúnmente de principios de siglo XX, reconvirtiendo espacios diáfanos y vacios en centros de arte contemporáneo, cuyo exponente español más conocido podría ser Matadero en Madrid.
Lo usual cuando hablamos de rehabilitación de arquitectura religiosa es para un uso museístico o de concurrencia pública. Lo que no es tan habitual es que una iglesia se convierta en la vivienda de un particular. El proyecto de La iglesia de Tas explora un camino poco transitado.
La idea surge con la compra de una parcela con una ruina, que resultaron ser las ruinas de una pequeña iglesia del siglo XVI, con algunas modificaciones neoclásicas en el siglo XVIII en la que se añade altura, un campanario y un abrevadero. El cliente, ante esta situación tan excepcional, consulta a los arquitectos sobre la viabilidad de restaurar el volumen y diseñar una vivienda en su interior. Surge así el proyecto, en el que cliente y arquitecto deben domesticar un espacio complejo por su escala y su connotación.
El esquema que se sigue guarda relación con el de los modernos lofts, articulando un espacio único y abierto, un lugar de encuentro en la planta baja, donde el altar se convierte en la cocina, otorgándole cierto aire sagrado al cocinero. Un altillo, a modo de coro proporciona cierta intimidad al dormitorio a la vez que preside el espacio.
Toda la intervención, siguiendo los cánones de la rehabilitación moderna, se diferencia de la edificación existente. Tanto la cubierta como el altillo se realizan en madera, fácilmente reconocible pero que está en consonancia con los materiales con los que se construye una iglesia, aportando cierta coherencia al espacio.
Las circunstancias que derivaron en la ruina de la iglesia no quedan claras, pero frente a la perspectiva de que este legado histórico y artístico se pierda, pese a que suponga por un tiempo pasar a manos privadas, la posibilidad de intervenir en el devenir de un edificio con historia, dándole un nuevo valor y aportando nuevas y sorprendentes formas de habitar.
Garmendia y Cordero Arquitectos
Fotografías de Carlos Garmendia Fernández
