Y la Alhambra, ¿se queda sin proyecto?El palacio nazarí aguarda una solución tras la paralización por parte de la Junta de Andalucía del proyecto Puerta Nueva diseñado por Álvaro Siza y Juan Domingo Santos.
Comencemos por el principio. Junio de 2010, el Patronato de la Alhambra y el Generalife lanza un Concurso de Ideas Internacional que busca la reformulación del acceso al monumento. El Plan Director de la Alhambra establecía la necesidad de una mejora del área de recepción de visitantes con su adaptación a la realidad actual y exigencias demandadas. Urge ofrecer una visita de calidad y solucionar los conflictos existentes de acceso y salida. Largas colas y esperas, a 40 grados en los meses estivales y bajas temperaturas en invierno, es lo que desde hace años brinda el segundo monumento más visitado de España, (con 2,5 millones de personas por año).
En febrero de 2011 se hacía público el fallo del concurso que seleccionaba por unanimidad la propuesta Puerta Nueva firmada por los arquitectos Álvaro Siza y Juan Domingo Santos. El jurado, compuesto por 16 dirigentes de 13 instituciones públicas del mundo de la cultura, valoró de la propuesta su relación paisajística con el entorno y su adecuación a los objetivos del Plan Director de la Alhambra. Un proyecto sensible y de alta calidad arquitectónica.
El proyecto, de 5700 metros cuadrados, posee un programa que incluye un vestíbulo, zonas de atención al turista, tiendas, cafeterías y restaurantes, así como el soterramiento de los estacionamientos. Todo ello respondiendo escrupulosamente a las áreas definidas por el concurso convocado. Además, recuperaba las antiguas terrazas agrícolas con una sucesión de plataformas con patios de sombra y agua, así como perspectivas visuales obstruidas desde el extremo sur de la fortificación.
Tras ultrapasar todos los filtros y trámites, la propuesta se ve sumida en todo un periplo fruto del debate mediático iniciado de forma oportunista. Una polémica que se magnifica con la proximidad de las elecciones autonómicas y que disfraza de debate patrimonial/ arquitectónico/ paisajístico, lo que únicamente es una disputa generada para buscar réditos políticos inmediatos. La eterna trifulca entre gobierno provincial y autonómico, la reiterada dinámica de deshacer aquello que los que preceden en el poder hicieron. El palacio más bello reducido a un eslogan para rellenar panfletos. Se cuestiona la propuesta de intervención alegando toda una retahíla de argumentos que dan la espalda a las insuficiencias del monumento actuales y sobre todo futuras.
Como colofón, el informe del ICOMOS en diciembre de 2016 (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios). El órgano asesor de la Unesco expresa su rechazo al proyecto por considerarlo invasivo, dotando a la Consejería de Cultura con Rosa Aguilar al frente del argumento definitivo para paralizar la propuesta.
Tras este respiro involuntario que la pandemia ha dado a la ciudad volverá la presión turística a la Sabika, la colina sobre la que se asienta la fortaleza. Las propuestas que abordaban los conflictos actuales continuarán guardadas en el cajón, esperemos que no por mucho tiempo, de aquellos que olvidan que el palacio nazarí es y está porque desde que fue concebido no ha cesado de transformarse, porque antes otros intervinieron en él. Nos es ningún ejercicio de ego generacional. No se trata de completar la Alhambra que ya es perfecta. El monumento necesita soluciones que garanticen su perpetuidad; soluciones respetuosas, sensibles e inteligentes.
