Casa Taller en La Paisanita es una pequeña vivienda y espacio de trabajo de hormigón visto, diseñada por Agustín Berzero y Manuel González Veglian, que se funde con el paisaje de montaña de esta localidad perteneciente a la provincia de Córdoba, Argentina
La vivienda, de tan sólo 54 m2, se sitúa en un terreno en ladera de pronunciada pendiente, cercana a los 45º, adaptándose a la orografía sin modificarla, mediante pilotes que salvan el desnivel y ejercen de transición entre el volumen prismático y el suelo.
El volumen, una caja prismática de hormigón doble altura que se abre hacia el paisaje, alberga un espacio diáfano dentro del cual se organiza todo el programa.
Dispone una cubierta transitable en la parte superior, por donde se accede a la vivienda. Una pasarela conecta la explanada de acceso rodado con esta plataforma mirador, obligando al usuario a recorrerla, a conectar con el paisaje, para acceder a una escalera exterior de hormigón que conduce a la puerta de entrada, situada en el nivel inferior.
Desde el acceso se llega a la sala de estar de doble altura, un espacio diáfano que se extiende hacia la terraza exterior que recorre toda la fachada, gracias a un cerramiento de vidrio practicable, que permite desdibujar los límites de la envolvente.
El espacio se comprime al adentrarse en la vivienda, donde se ubica el comedor y la cocina.
Un núcleo central cerrado alberga los espacios húmedos, tanto la zona de trabajo de la cocina como el baño, ejerciendo de separación entre la zona más pública de la vivienda de la más privada, el dormitorio, situado en el otro extremo del volumen, que vuelve a descomprimirse para proporcionar doble altura a este espacio.
La altura restante de la zona central se aprovecha para disponer un despacho, al cual se accede desde una escalera lineal situada junto al acceso, en el estar.
Se trata de un espacio de recogimiento, aislamiento y concentración, que se cierra en prácticamente todo su perímetro, salvo a la doble altura del salón, abertura desde la cual recibe una luz indirecta y neutra.
En el interior se crea un ambiente cálido y confortable gracias a los revestimientos de madera de paredes y techos, compuestos por tableros horizontales que, aunque contrastando con el hormigón del acabado exterior y de los suelos cementosos, hace un guiño con su textura y formato a la envolvente, reproduciendo el formato y patrón de los encofrados del hormigón ejecutado in situ.
Imágenes de Federico Cairoli
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