Antonio Ravalli ha sido galardonado con el Premio Italiano de Arquitectura 2025 por el proyecto de ampliación de la Accademia Carrara, en Bergamo, un proyecto que redefine la relación entre el museo y la ciudad
En el corazón de Bergamo, a los pies de la Città Alta y bajo las murallas venecianas, se encuentra la Accademia Carrara, una de las pinacotecas más emblemáticas de Italia, con obras de Botticelli, Bellini, Rafael y otros maestros del Renacimiento. El edificio, cuya estructura original data del siglo XVIII, ha sido objeto de una profunda transformación arquitectónica en los últimos años. Bajo la dirección de Antonio Ravalli Architetti y con la colaboración de INOUT Architettura, el museo ha experimentado una doble operación: la reorganización funcional de los espacios interiores y una apertura física y simbólica hacia la ciudad mediante un nuevo cuerpo arquitectónico que vincula el museo con los “Giardini PwC”, completado en 2024.
La propuesta de Ravalli no busca imponer una nueva forma sobre lo existente, sino descubrir, a través de la adición y el deslizamiento volumétrico, un diálogo natural con el terreno y la historia. El nuevo volumen lineal se adosa al basamento de piedra que servía antiguamente como muro de contención de la colina, transformando un espacio residual en una secuencia arquitectónica activa. Este gesto preciso y medido alberga rampas, escaleras, un ascensor y espacios de pausa que permiten al visitante contemplar el paisaje urbano, acceder al jardín o regresar al recorrido museográfico interior.
La materialidad es una de las claves del proyecto. La piedra existente se mantiene como cimiento y memoria, mientras que los nuevos elementos introducen materiales contemporáneos como el hormigón blanco, el acero lacado, la madera y las superficies metálicas, que dialogan con la tectónica del lugar. El agua, presente en el sistema de drenaje de la colina, se convierte también en un elemento paisajístico que introduce frescura y reflejos cambiantes. El proyecto de Ravalli es una ampliación basada en la lógica de continuidad sensorial y constructiva.
La intervención responde además a un cambio en el paradigma museográfico contemporáneo. Los museos ya no son espacios cerrados dedicados exclusivamente a la contemplación, sino nodos culturales abiertos a la ciudad. En este sentido, el nuevo jardín y la cafetería de “la Carrara” actúan como lugares de transición y encuentro, prolongando la experiencia del museo hacia el espacio público. El visitante puede ahora transitar de la sala expositiva al exterior sin rupturas, en un recorrido fluido que combina arte, paisaje y arquitectura.
El reconocimiento del Premio Italiano de Arquitectura 2025, otorgado el pasado 30 de Octubre, durante la Milano Arch Week, subraya la relevancia cultural y arquitectónica de la obra. Según la jurado, compuesta por Nina Bassoli, Lorenza Baroncelli, Pippo Ciorra, Mirko Zardini y Tosin Oshinowo, el proyecto “alcanza dos objetivos fundamentales: reorganizar los accesos y la circulación interna del museo, y dotarlo de nuevos servicios para los visitantes. El cuerpo lineal que se interpone entre la fachada occidental y el basamento de piedra es a la vez portico, rampa y sistema de nuevos espacios abiertos hacia la ciudad”.
Esta lectura valora el papel del proyecto no solo como intervención arquitectónica, sino también como dispositivo urbano que se distingue por su capacidad de integrar lo nuevo y lo antiguo sin recurrir a la literalidad ni al contraste formal.


El proyecto se completa con la reordenación de los accesos y circulaciones interiores del edificio histórico. Los niveles se reorganizan, el núcleo vertical se reestructura y se optimizan los flujos de visitantes. En el interior, el estudio Ravalli ha introducido una paleta de materiales cálidos con maderas claras, piedra natural y tonos neutros, que potencian la luz natural y realzan las obras expuestas. La intervención interior y exterior se conciben como partes de un único sistema narrativo, donde el visitante percibe el museo como un organismo coherente que evoluciona con el tiempo.
La Accademia Carrara, tras esta transformación, se consolida como un modelo de museo contemporáneo que equilibra memoria e innovación. Como ha señalado el propio Antonio Ravalli, “nuestro objetivo fue hacer más funcional el recorrido del museo y ampliar sus servicios, recuperando un espacio verde olvidado. La relación entre el jardín histórico, el edificio y el barrio fue nuestra fuente de inspiración”. Esta filosofía proyectual, basada en la interpretación sensible del contexto, es coherente con la trayectoria del estudio, que desde Ferrara desarrolla una arquitectura capaz de mediar entre paisaje, patrimonio y sociedad.


La entrega del premio al museo se complementó con el reconocimiento a la carrera del arquitecto Giorgio Grassi, figura clave de la arquitectura racionalista italiana, cuya obra y pensamiento han reivindicado siempre el valor cívico y colectivo del proyecto arquitectónico. Asimismo se otorgaron tres menciones especiales para la restauración de las antiguas casernas Moncenisio, Echo of the Mountain y el Pabellón de la Santa Sede en la Bienal de Venecia.
La edición 2025 del Premio Italiano de Arquitectura ofrece un retrato de una disciplina que, en Italia, sigue alimentando el diálogo entre historia, territorio y contemporaneidad.
Escrito por Aina Pérez i Verge desde Turín
Fotografías de Antonio Ravalli Architetti y Marco Taté
Premio Italiano de Arquitectura 2025: Accademia Carrara se abre hacia la ciudad









