Un puente flotante de 400 metros transforma el legado minero de Limburgo en una experiencia ciclista única, donde paisaje, historia industrial y diseño contemporáneo se funden sobre el agua
En el corazón de la provincia de Limburgo, en Bélgica, se encuentra una de las infraestructuras ciclistas más singulares de Europa: Cycling Between Terrils. Este puente flotante, situado en la frontera entre los municipios de Dilsen-Stokkem y Maasmechelen, se convierte en un poderoso símbolo de transformación territorial. El área, marcada profundamente por su pasado minero, ha sabido reinventarse y convertirse en un paisaje dedicado al ocio, la recreación y la movilidad sostenible.
Durante el siglo XX, la región fue intensamente modelada por la extracción de carbón. La actividad minera dio lugar a enormes montículos de residuos, conocidos como terril, que alteraron de manera visible el relieve natural. Posteriormente, la extracción de grava contribuyó a la creación de un lago entre estos terriles, reforzando aún más el carácter artificial del paisaje. Con el cierre definitivo de las minas de carbón de Eisden en 1987, el territorio entró en una nueva etapa: la de la reconversión ambiental y cultural.
Hoy en día, aunque ya no se extraen materias primas, las huellas de la minería siguen definiendo el paisaje. A partir del siglo XXI, esta zona ha sido transformada progresivamente en un entorno destinado al descanso y al turismo activo, donde ciclistas y senderistas ocupan un lugar central. En este contexto nace Cycling Between Terrils, un proyecto del estudio de arquitectura paisajística BuroLandschap, concebido como una conexión física y simbólica entre dos imponentes terriles reconvertidos en destinos turísticos.
El puente tiene una longitud impresionante de 400 metros que lo convierte en el puente flotante para bicicletas más largo de Bélgica, un nuevo hito dentro de la red ciclista de Limburgo, y al mismo tiempo, una estructura única a nivel mundial.
Lejos de ser un simple cruce rectilíneo sobre el agua, el diseño del puente se caracteriza por una forma curva y sinuosa, inspirada en las geometrías de la naturaleza y en los principios de la secuencia de Fibonacci, también conocida como la proporción áurea. Esta elección no es meramente estética, la curvatura reduce de manera natural la velocidad de los ciclistas, invitándolos a desacelerar, observar el entorno y disfrutar de una serie de vistas cambiantes sobre el lago y los terriles. El resultado es una experiencia de recorrido más rica, contemplativa y segura, tanto para ciclistas como para peatones.
La integración del puente en el paisaje fue uno de los objetivos principales del proyecto. BuroLandschap buscó crear una estructura que dialogara con la historia minera y con la naturaleza circundante, sin imponer una presencia ajena o invasiva. La simbiosis entre paisaje, memoria industrial y diseño contemporáneo es uno de los rasgos más destacados del proyecto Cycling Between Terrils.
Desde el punto de vista técnico, el puente está compuesto por 30 elementos de pontón articulados, cada uno de aproximadamente 13 metros de longitud. Este sistema modular, unido mediante juntas flexibles, permite que la estructura se adapte a las variaciones del nivel del agua, que puede subir o bajar hasta 130 centímetros. Gracias a esta flexibilidad, el puente puede moverse verticalmente sin comprometer su estabilidad ni su funcionalidad. La estructura se mantiene anclada al fondo del lago mediante pilotes de acero sumergidos, que garantizan la seguridad incluso en condiciones cambiantes.

La base del puente está construida en hormigón, aligerado con poliestireno para favorecer la flotación, mientras que la parte superior y las barandillas son de acero. Para lograr una integración aún más coherente con el entorno, la superficie de rodadura está acabada con grava procedente del río Mosa, un material que refuerza el vínculo visual y material con el paisaje local.
Cycling Between Terrils no es un proyecto aislado, sino que forma parte de una estrategia más amplia de revitalización del territorio a través de la movilidad lenta y el turismo sostenible. En el mismo parque de Limburgo se desarrollan otras intervenciones emblemáticas, como Cycling Through the Trees, también diseñada por BuroLandschap junto a De Gregorio & Partners, y Cycling Through the Heathland, finalizada en 2022. Esta última recorre cuatro kilómetros del parque de Mechelse Heide e incluye un puente de madera de 300 metros de longitud.
El proyecto de BuroLandschap demuestra cómo un paisaje marcado por la industria pesada puede transformarse en un espacio de encuentro entre naturaleza, diseño y memoria histórica. Cycling Between Terrils no solo conecta dos colinas artificiales, sino que también significa una unión entre pasado y futuro, convirtiendo una herencia minera en una experiencia única de movilidad y contemplación.
Fotografías de Pieter Rabijns
Cycling Between Terrils: un puente flotante entre historia minera, naturaleza y diseño









