Proyectado por el estudio marroquí Groupe3 Architectes, el aeropuerto de Guelmim se materializa como una caja de paneles metálicos perforados y de diferentes tonos de color, que flota sobre los cerramientos de vidrio de la terminal, a la que sirve de protección solar.
El estudio Groupe3 Architectes, fundado en el año 2000 en Rabat y dirigido por los arquitectos Omar Tijani y Skander Amine, ha proyectado las instalaciones del nuevo aeropuerto de la ciudad marroquí de Guelmim, situada al suroeste del país.
El lugar donde se ha levantado el aeropuerto se ubica a tres kilómetros al norte de la ciudad, aprovechando la existencia de infraestructuras militares con las que se integra. Se trata de una gran planicie a los pies de las montañas del Anti-Atlas, próxima al inicio del desierto, en el extremo noroeste del Sahara.
Los requisitos de partida, que condicionaron todo el proyecto, fueron la necesidad de plantear un edificio fácilmente ampliable (condición que asegura la operatividad en el tiempo de todo aeropuerto), eficiente en cuanto a su rendimiento, y que permitiera un amplio control ambiental, debido a la climatología de la zona, reduciendo los costes de equipos e instalaciones.
La propuesta de Groupe3 Architectes se concretó en un edificio de volumetría rotunda, desarrollado horizontalmente y dispuesto en paralelo a las pistas. En una primera fase se construyó la terminal y, posteriormente, se completó con la ejecución de dos cuerpos en sus extremos, dedicados a áreas comerciales y duty-free.
El programa se resolvió de forma muy sencilla, disponiendo en paralelo tres bandas edificadas. La terminal se conforma a partir de dos grandes salas de espera a doble altura, separadas por una franja intermedia de espacios servidores, controles y aduanas.
Los espacios públicos del aeropuerto se abren completamente al paisaje, en el área de facturación, y a las pistas de aterrizaje, en la zona de embarque, protegidas del sol gracias a grandes voladizos y una doble piel que filtra la entrada de luz.
Al contar con el fuerte sol del desierto, Groupe3 Architectes buscó el aprovechamiento de la mayor cantidad de luz natural posible, acristalando el prisma en su totalidad. Para proteger de la radiación y garantizar una ventilación efectiva, el volumen se recubrió de una doble piel que queda muy separada del cerramiento de vidrio, gracias a amplios voladizos.
La transparencia de la envoltura de la terminal permite al usuario, además, que se apropie del paisaje circundante, con vistas de largas perspectivas y visuales sobre las montañas cercanas.
El amplio espacio intermedio, creado entre el cerramiento de vidrio y el filtro de luz de la doble piel, genera una sensación espacial muy interesante, donde se suman luz tamizada, sombras y reflejos. Ese espacio de transición exterior-interior remarca los accesos con cajas acristaladas que salen a nuestro encuentro, enrasadas por una franja de cantos rodados que nos indica dónde no pisar y por dónde no es accesible la terminal.
El sencillo esquema de funcionamiento de la edificación y la permeabilidad visual facilita la orientación interior, el flujo de pasajeros y el movimiento de usuarios y trabajadores.
La protección solar se lleva a cabo mediante paneles metálicos de baja emisividad, que se colocan formando un juego dinámico de piezas que alternan en color y profundidad, consiguiendo una fachada dinámica y llena de relieve gracias a los efectos de luces y sombras.
Los paneles, que parecen estar suspendidos alrededor del volumen de la terminal, producen un efecto mosaico multicolor. Las gamas de colores elegidos son los tierras, ocres, marrones, castaños y cobrizos.
En una gradación desde los tonos pardos y más oscuros, en la parte inferior del volumen, hasta llegar a colores más rojizos en la parte superior del prisma, el efecto visual que se consigue vincula el edificio de la terminal con las tonalidades del suelo y el cielo del atardecer, respectivamente.
Por su parte, los paneles metálicos se encuentran perforados siguiendo formas geométricas sencillas, que aluden a los motivos ornamentales empleados en la artesanía y las artes decorativas de tradición local.
El ligero desplazamiento que se crea entre paneles adyacentes, rompe con un patrón repetitivo y homogéneo que daría lugar a una gran masa cerrada y pesada. En su lugar, la gran longitud de la línea edificada se muestra fragmentada, remarcando líneas de sombras arrojadas.
Para evitar que la parte central del edificio pudiera tener una iluminación insuficiente, al encontrarse alejada del perímetro acristalado, la banda de servicios y aduanas reduce su altura para situar sobre ella un patio abierto, que también ayuda a mejorar la ventilación. Los elementos de protección elegidos, en este caso, son toldos dispuestos transversalmente.
Los espacios interiores se caracterizan por su luminosidad y sus vistas, amplias y despejadas, sobre el paisaje. Como la versión tecnológica de una jaima, el aeropuerto de Guelmim se convierte en el refugio del viajero frente al sol abrasador del desierto.
Fotografías de Fernando Guerra
https://groupe3architectes.com/G3A_Wordpress/
Hola, me parece un proyecto racional muy sencillo e interesante,pero me asusta no ver a nadie en esos espacios. Será una operación similar al aeropuerto de Ciudad Real o al de Castellón?
Gracias
Un saludo
Queremos un vuelo de tenerife sur a guelmin gracia