El Festival Grains d’Isère, que se celebra anualmente en la población francesa de Villefontaine, y que concluía a finales de mayo su 16ª edición, se caracteriza por la investigación en la construcción en tierra, estimulando su incorporación a la arquitectura contemporánea.
La organización del festival la lleva a cabo la entidad denominada Grands Ateliers, que aglomera a escuelas de arquitectura, arte e ingeniería, asociaciones y organismos públicos. Su creación vino respaldada por el éxito de la experiencia desarrollada en la nueva población de L’Isle d’Abeau, donde se inició, a mediados de los años ochenta, el proyecto Domaine de la terre. Su objetivo fue la construcción de 65 viviendas sociales experimentando con soluciones constructivas alternativas en el consumo energético, y cuyo material era fundamentalmente la tierra.
El debate en torno a las posibilidades actuales de la tradicional arquitectura de tierra se mostró en exposiciones como la llevada a cabo en el Centro Georges Pompidou, en París, titulada “Arquitectura de tierra o el porvenir de una tradición milenaria”, o la organizada en la UNESCO, en 1993, “Arquitectura y culturas constructivas”. Todo esto cristalizó en la conformación de Grands Ateliers como un centro de intercambio de experiencias y un lugar de investigación con los diferentes sistemas constructivos con tierra.
A partir de 2001, los Grands Ateliers organizan anualmente un festival, Grains d’Isère, en colaboración con asociaciones y empresas constructoras, para la difusión de la tapia y la arquitectura de tierra.
Las actividades que se organizan van encaminadas a un amplio espectro de participantes, desde niños y adultos, a estudiantes y profesionales. Los talleres exploran enfoques diferentes, desde un punto de vista sensorial, táctil y de reconocimiento de texturas, hasta una visión más plástica, donde la tierra se convierte en un material manipulable y expresivo.
Taller para niños en el Festival Grains d’Isère. Imagen: CRAterre
Actividades para niños en el Festival Grains d’Isère. Imagen: CRAterre
Test de Wilfredo Carazas en el Festival Grains d’Isère. Imagen: CRAterre
Los talleres constructivos muestran las distintas técnicas y posibilidades estructurales de la tierra, sus sistemas de encofrado, su apisonado, sus refuerzos con fibras vegetales, paja y cañas. Los asistentes participan en las labores de construcción, experimentando en los distintos oficios.
Estructura montada en el Festival Grains d’Isère. Imagen: CRAterre
Taller en el Festival Grains d’Isère. Imagen: Amàco
Montaje de estructuras en el Festival Grains d’Isère. Imagen: CRAterre
Algunos de los resultados más interesantes se producen en los Ateliers des prototypes (talleres de prototipos), donde se recurre a los sistemas constructivos con tierra para conformar módulos habitables sostenibles y ecológicos. Estas piezas arquitectónicas evitan la similitud con la arquitectura tradicional, mostrando las posibilidades formales de la construcción en tierra.
Prototipo construido en el Festival Grains d’Isère. Imagen: CRAterre
Prototipo “Terre-copeaux bois” de Julien Chabanne y Juliane Court. Imagen: CRAterre
Construcción de prototipo de Jean Marie Le Tiec. Imagen: CRAterre
Prototipo de Jean Marie Le Tiec. Imagen: CRAterre
Construcción del prototipo “Bois et terre” de Xavier Porte. Imagen: CRAterre
Prototipo “Bois et terre” de Xavier Porte. Imagen: CRAterre
El empleo conjunto de la madera y la tapia permite experimentar con nuevas soluciones, no solamente constructivas sino también espaciales, sacándole partido al propio sistema constructivo, por ejemplo, su encofrado que, en algunos casos, ayuda a conformar la imagen final de la edificación. El carácter moldeable de la mezcla posibilita un sinfín de acabados superficiales, permitiendo la elaboración de bloques de tierra comprimida, amasado, tapias de texturas variadas o formas escultóricas a base de moldes y encofrados tratados.
Festival Grains d’Isère. Imagen: Amàco
Festival Grains d’Isère. Imagen: Amàco
Algunas de las ventajas en el empleo de la tierra, y que la hacen un recurso sostenible, son su salubridad, puesto que no supone riesgo de contaminación medioambiental; su bajo costo energético, si se emplean tierras del propio emplazamiento, reduciendo los gastos de extracción y transporte; bajo costo de producción, ya que se pueden ahorrar revestimientos, impermeabilizaciones y aislamientos; bajo coste de retorno al medio, gracias a su carácter reciclable; buen comportamiento térmico e hídrico, al equilibrar la humedad del aire y presentar una alta capacidad de almacenamiento térmico.
Algunos de sus inconvenientes son su baja resistencia a la acción directa del agua, sus grandes secciones para muros de tapia, sus limitaciones estructurales, su comportamiento ante sismo, así como todas las desventajas derivadas de ser un material no estandarizado.
Prototipo de Christophe Wilke. Imagen: CRAterre
https://www.lesgrandsateliers.org/