El proyecto ‘La casa que se encuentra con el rio’ (The house that meets the river) de LIJO RENY Architects, es un ejemplo perfecto de arquitectura brutalista sensible al paisaje, donde materia, clima y contemplación confluyen para crear un refugio poético a orillas del río Manimalayar
Ubicada en uno de los enclaves más evocadores de Thiruvalla (Kerala, India), esta vivienda a orillas del río Manimalayar reinterpreta el brutalismo desde una mirada serena, íntima y profundamente conectada con el entorno. El proyecto, obra del estudio local LIJO RENY Architects, combina masa, textura y vegetación para componer una experiencia doméstica anclada al lugar y al clima.
Desde la calle, la casa se muestra discreta, resguardada por una envolvente vegetal que protege de la radiación solar y difumina el volumen arquitectónico. Al contrario, en su fachada posterior se abre generosamente hacia el río, capturando vistas panorámicas que invitan a la pausa y la contemplación. Este gesto no solo amplifica la conexión visual, sino también la experiencia sensorial, al aprovechar la brisa constante y los reflejos cambiantes del agua.
El recorrido interior se articula en torno a un patio central exuberante, corazón bioclimático y simbólico de la casa, que regula el microclima y favorece la ventilación cruzada. La vivienda de 725 metros cuadrados se distribuye en dos niveles: en planta baja, las áreas sociales, dos dormitorios, la cocina y la piscina; y en la superior, una sala familiar y dos dormitorios adicionales. Todos los espacios habitables se orientan hacia el río, aprovechando luz, ventilación y vistas.
El lenguaje material es sobrio y táctil: hormigón visto, mampostería de piedra y metal perforado, que definen una atmósfera resistente y atemporal; materiales pensados para envejecer con elegancia y fundirse con el entorno.
Las celosías móviles de acero permiten modular luz, privacidad y ventilación según las condiciones climáticas. Durante los monzones, una escalinata de piedra que conecta la casa con el río queda parcialmente sumergida, reforzando el vínculo emocional y físico con el paisaje.
Por otro lado, el diseño del mobiliario y la decoración sigue una estética minimalista pero con presencia, alineándose con los tonos neutros predominantes en el proyecto. Sin embargo, ciertos elementos como algunos textiles y piezas de arte distribuidas en las paredes aportan pinceladas de color intenso que dinamizan el ambiente y rompen la monotonía. Es interesante señalar que varias de estas obras fueron creadas por los propios arquitectos y algunos de sus amigos artistas, destacando especialmente una pintura realizada por la hija del arquitecto.
Lejos de ser una simple vivienda, esta casa es un manifiesto arquitectónico que abraza la lentitud, la resiliencia y la vida en simbiosis con lo natural. Un refugio contemporáneo donde lo construido no domina, sino que dialoga con el ritmo ancestral del agua, la luz y la vegetación.
Fotografía de Praveen Mohandas