Esta vivienda con patio en el principal de un edificio de mediados de siglo XX ofrece la oportunidad de replantear un sistema de habitar, adaptado al clima mediterráneo, en medio de la densidad urbana del barrio de Gracia.
Más allá de resolver el programa de vivienda para una familia con dos hijas, el proyecto consiste en entender la vivienda como una galería permeable entre la calle y los patios interiores formando una secuencia de umbrales habitables. Los requisitos de los clientes permiten potenciar las ventajas de una vivienda productiva compaginando un programa doméstico con un estudio de música que ocupará la posición del antiguo trastero, lo que convierte el patio en uno de los intervalos habitables de la casa.
La primera operación consiste en desnudar la envolvente descarnando techos, paredes y suelos. Las habitaciones originales estaban pavimentadas con un mosaico hidráulico, en buen estado de conservación, que se reutilizan como trasdosados en la fachada del patio. Las baldosas serán recolocadas por franjas en las zonas de cocina, baño, distribuidor y vestidor, alargando la vida del pavimento preexistente como patrimonio material de la vivienda. El tratamiento satinado del mosaico ofrece un punto de brillo en las zonas más interiores.
La segunda actuación se basa en ampliar los pasos entre las estancias con intervenciones estructurales en los muros de carga, a modo de grandes pórticos, proponiendo un espacio basado en la sucesión de habitaciones conectadas. Con esta actuación se potencia la profundidad visual y se garantiza una circulación fluida. Desde todas las estancias se obtienen vistas a la calle y el patio, lo que genera una rotura de los límites domésticos al conectar los espacios exteriores.
Las 3 habitaciones principalmente destinadas a dormitorios están interconectadas mediante una estructura de madera que actúa de espacio distribuidor y almacenamiento. Esta estructura ligera propone un espacio común, posibilitando la utilización de toda la superficie útil de las habitaciones sin necesidad de incorporar mobiliario de almacenaje, lo que ofrece una gran polivalencia de uso e intercambio programático.
En el patio principal se introduce una estructura formada por perfiles metálicos IPE 170 y cuerdas de algodón que configura el soporte para un umbráculo estacional caducifolio que mejora las condiciones de habitabilidad y permite la utilización del patio durante los meses más calurosos. A esta estructura se soldarán unas barras de 14 mm que sirven de soporte para una escalera de tablones de madera que permite acceder a la cubierta del anexo, donde está previsto la plantación de un huerto urbano y un solárium.
Se aprovechan las aguas pluviales de la cubierta del anexo para regar la jardinera que provocará, en pocos años, disponer de un umbráculo vegetal de hoja caduca, mezclando glicinias con viña y jazmín.
Autor: Carles Enrich
Colaboradores: Adriana Campmany, Mary Kaldiry, Laure Nicod
Superficie: 185 m²
Emplazamiento: Barcelona
Año: 2017
Fotografía: Adrià Goula