RGB Arquitectos plantea una vivienda unifamiliar donde la piscina es la protagonista de la casa: un voladizo de 11 metros soporta la lámina de agua que se funde con el mar
La vivienda se plantea con una premisa fundamental, un deseo por encima de todos: que la protagonista de la casa fuera la piscina. Tanto a nivel estructural como a nivel visual, la piscina debía ser un elemento de dimensiones generosas que dirigiera la mirada hacia el exterior y pareciera fundirse con el mar.
Ante eso surgió la imagen de la piscina como un gran trampolín que nos invita a llegar al mar, que, aunque a mucha distancia, se disfruta desde la casa con una amplitud de 180 grados.
Aquí es donde aparece el reto estructural de conseguir que la piscina salga del terreno y permanezca en vuelo casi 11 metros en su punto más largo. Para conseguir la dimensión deseada se prolonga hacia el interior otros 11 metros. La piscina se introduce así dentro de la casa y desde el extremo del salón el recorrido visual hacia el mar queda marcado por la lámina de agua que recorre el espacio de dentro a afuera y se funde con el horizonte.
Para tratar de suavizar el efecto agresivo de la piscina en el aire, se produce una composición basada en la continuidad de la fachada
Esta continuidad se establece desde la pieza de acceso, desde donde se traza una línea blanca que pasa por el núcleo de comunicación uniendo los siguientes forjados y finalizando aparentemente en la punta de la piscina. Desde ese punto vuelve hacia la fachada convirtiéndose en un muro triangular. Esta pieza triangular es el elemento que más colabora en la sujeción de la piscina. Su forma recuerda a la vela de una embarcación, que se alabea para pasar así de un plano inclinado hasta el vertical de la fachada.
RGB arquitectos
Fotografías de Mayte Piera
Vídeo de Jesús Orrico