La ciudad castellanoleonesa forma parte del grupo de 15 ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad desde hace más de tres décadas, una ciudad repleta de historia que entrelaza siglos y culturas ofreciendo a sus visitantes una cálida acogida que desvela sus secretos y leyendas en todas y cada una de sus calles y lugares de interés.
Nombrada Ciudad Patrimonio por la UNESCO desde diciembre del año 1985, Segovia es una ciudad con belleza e historia que la rinde particularmente amada por todos aquellos que la visitan. Su Acueducto romano sobre antiguas calles medievales, el Alcázar que recuerda a castillos centroeuropeos, sus iglesias románicas y su ubicación clave entre la sierra y la llanura del centro peninsular la convierten en una ciudad peculiar e inconfundible.
Sus grandes personajes, Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, y los valientes guerreros conquistadores Juan Bravo, el Comunero, Día Sanz, y Fernán García forman parte de lo que hoy es Segovia, una ciudad con vida cuyos muros desvelan secretos, cuentan historias y hazañas de sus habitantes. Una ciudad que va más allá de lo físico, pues el elemento humano, el que la ha creado y que ha sido parte de ella.
La ciudad fue próspera por su comercio internacional de lana y su potente industria textil, que procuró durante siglos un bienestar a los segovianos, que se refleja en la arquitectura de la ciudad y, sobre todo, en los archivos que celosamente guardan el pasado escrito. Con los años su industria ha ido evolucionando y actualmente su economía está basada en los atractivos culturales y gastronómicos que ofrece a sus visitantes. Una ciudad que cuenta con varios e interesantes museos y salas de exposiciones, pero también con afamados mesones y restaurantes en los que degustar las especialidades de la cocina segoviana.
Su rica arquitectura ofrece a los visitantes un paseo por siglos y siglos de historia. Uno de sus principales elementos es la Muralla, un elemento de defensa que tiene origen tras la crisis del Imperio Romano del siglo II, construida recorriendo las posesiones imperiales. Sus posteriores ampliaciones se remontan al 1088 con la reconquista cristiana de Segovia llevaba a cabo por Alfonso VI. Aunque con la llegada del Siglo XVI se perdió su valor defensivo y sencillamente sirvió como marco y límite en el urbanismo de la ciudad, pues se construyeron viviendas adosadas a la misma e incluso sobre ella.
Símbolo inequívoco de la ciudad es el Acueducto de Segovia con 167 arcos, una de las más soberbias obras que los romanos dejaron repartidas por su vasto imperio en territorio español, según apuntan las hipótesis, construido durante el Siglo II para conducir hasta Segovia el agua de la Sierra, y su construcción fue atribuida, según cuenta la leyenda, al mismo diablo. Con el paso de los años y los acontecimientos y batallas han ido perjudicando a la estructura, aun así sigue en pie en perfecto estado en gran parte recordando los orígenes de esta gran ciudad.
Así también, es de visita obligada la Catedral, un gran monumento de estilo gótico tardío, que comenzó a construirse en 1525 con la colaboración desinteresada de sus habitantes bajo la dirección de los arquitectos de la familia Gil de Hontañón.
Sin duda, el Alcazar es otro emblema del lugar, de fisionomía gótica tiene origen en el Siglo XIII, destinado a residencia real. Tras un incendio en el 1862, que a punto estuvo de destruirlo, sus reconstrucciones han sido continuas hasta nuestros días, una edificación que a pesar de las incidencias sufridas mantiene su esencia y magnificencia.
Cabe destacar también el barrio de la Judería, La Casa de Moneda, La Puerta de Santiago, y demás iglesias y monasterios históricos de la zona, además de sus festivales callejeros. A la ciudad de Segovia no le falta entretenimiento para el viajero, sus monumentos y recovecos están llenos de leyendas que contar y lugares que admirar.