Nombrada por la UNESCO como ciudad Patrimonio de la Humanidad, Tarragona completa un listado de 15 ciudades españolas, una ciudad llena de historia que no deja indiferente a nadie gracias a sus rincones, arquitectura y las leyendas que recorren sus calles.
Desde el S.V a.C diferentes poblados ibéricos mantuvieron su asentamiento cerca de la desembocadura del rio Francolí, hasta la llegada de ejércitos romanos que convirtieron a esas tierras en Tarraco, fundando la primera base militar romana, efectuada por Cneo Escipión en el 218 aC., fuera de la península Itálica y puente desde donde se impulsó la conquista de Hispania durante sus siete siglos sucesivos. Con el tiempo se convirtió en la capital de la Hispania Citerior o Tarraconensis, y gracias a ello, actualmente es la ciudad que cuenta con las construcciones romanas más antiguas de Europa fuera de las fronteras italianas.
La ciudad de Tarragona, de grandes orígenes romanos, cuenta con una vasta colección de monumentos y espacios que llegan hasta nuestros días como importantes edificios y material arqueológico digno de estudio y visita. Una ciudad que con el tiempo ha sabido introducir pedazos de su historia y diferentes épocas sin desprestigiar ni esconder su origen itálico.
Las murallas romanas dibujan hoy en día su fisionomía urbana. El templo de culto romano existe todavía en los muros de la Catedral medieval. Las calles de la ciudad entremezclan vestigios romanos con la historia del medioevo y la judería, calles que conducen donde un día se alzaba el Foro de la Provincia. Las bóvedas del Circo romano forman parte, actualmente, de plazas, viviendas, locales de ocio y comercios.
Algunos de los espacios y lugares más importantes que visitar en la ciudad son el Anfiteatro Romano, espacio de diversión y castigo, el cual ha sido lugar de culto cristiano e incluso, prisión, un monumento de la antigüedad que presenta muy buen estado de conservación a pasar de los años.
La Judería, un barrio totalmente separado del resto de la ciudad, tenía tan sólo cuatro puertas que lo comunicaban con el exterior. En su interior se encontraban las casas de los judíos, pequeñas y con talleres en los bajos, la sinagoga, el horno, los baños y la escuela.
La Catedral y Museo Diocesano, dedicada a Santa Tecla, se encuentra aproximadamente en el mismo lugar que el templo romano el Foro Provincial. La Catedral se empezó a construir en el siglo XII en estilo románico, se siguió en gótico y se consagró en 1331, pero quedó inacabada a causa de la Peste Negra. La fachada, con la gran portalada y el rosetón, es una de las imágenes más emblemáticas de la ciudad. Entrando por el claustro da acceso al Museo Diocesano y el retablo de Santa Tecla.
Y el Circo Romano, un edificio construido en el Siglo I destinado a las carreras de caballos y carros y se encontraba entre la Vía Augusta y el Foro provincial. Con forma alargada de unos 325 metros de largo y hasta 115 de ancho, y se calcula que tenía una capacidad de 30.000 espectadores. Tiene la particularidad de encontrarse dentro de la ciudad, por lo cual tiene unas características arquitectónicas especiales.
Tarragona goza de historia que aparece en todas y cada una de sus calles y rincones, una ciudad que debido a sus orígenes ha ido especializándose en actividades de reconstrucción histórica. Arqueólogos, historiadores, guionistas, narradores y figurantes trabajan intensamente para divulgar y compartir la historia de la ciudad y de nuestra civilización clásica en eventos como el festival Tarraco Viva que invita al visitante a disfrutar de su historia.
Fotografía: Alberich Fotografs, Rafael López-Monné