En un contexto en el que el todo lo que tiene que ver con Portugal está en pleno apogeo, rememoramos la figura del polifacético diseñador Daciano da Costa (1930-2005), referente del diseño luso del siglo XX.
Nacido en Lisboa en 1930, se formó en la Escuela Superior de Bellas-Artes de la misma ciudad quedando para siempre vinculado a este centro académico del que posteriormente sería docente haciendo suya la frase de Séneca “los hombres mientras enseñan, aprenden”. Tras iniciarse en la actividad profesional con Frederico George, fundaría su propio estudio y, años mas tarde, la empresa Risco. Fue además miembro fundador de la Asociación Portuguesa de diseñadores y representó un papel clave en la difusión y profesionalización de la disciplina.
Fundação Calouste Gulbenkian, 1999, Lisboa. Fotografía cortesía de Atelier Daciano da Costa
Su prolífica actividad se desarrolló en diversos campos, desde el diseño de interiores y de mobiliario, pasando por el diseño gráfico e industrial, y como creador de escenografías y curador de exposiciones. Una de sus colaboraciones más emblemática duró más de 30 años y fue con la Metalúrgica de Longra, de la que resultarían proyectos tan emblemáticos como la serie de muebles de oficina Linha Cortez. Sus cuidados diseños pasarían de este modo a ser accesibles a un mayor número de personas gracias a la producción en masa.
Linha “Cortez”, 1962. Fotografía cortesía de Atelier Daciano da Costa
Daciano da Costa adaptó conceptos de los grandes maestros del Movimiento Moderno y la idea de la industrialización de las artes a su realidad, su contexto y sus recursos. Sus diseños respiran una rabiosa modernidad sin dar la espalda a la tradición local portuguesa, reflejada tanto en el su uso de técnicas artesanales como en la elección de materiales para sus proyectos. Una producción fruto de su tiempo pero que refleja con audacia los valores tradicionales contribuyendo así a preservar la identidad cultural. Esta comunión entre lo culto y lo popular, lo contemporáneo y lo tradicional, también está presente en el trabajo de su coetáneo Álvaro Siza, influenciado a su vez por el también arquitecto finlandés Alvar Aalto.
Casa da Música, 2004, Porto. Fotografía de Fernando Guerra
Con el dibujo como herramienta fundamental para comprender y registrar ideas, desde su estudio se proyectaron soluciones que se caracterizan por una alta calidad y sensibilidad estética, que huyen de la superficialidad y son altamente funcionales y prácticas. Los objetos cotidianos son repensando con un innovador enfoque que evita conveccionalismos y con el principal objetivo de que sirvan al usuario y estén estrechamente conectados con su destino de uso. Concibe la creación desde un punto de vista pragmático en el que eificiencia y estética van de la mano y están al servicio de la solución final.
Teatro Villaret, 1964, Lisboa. Fotografía cortesía de Atelier Daciano da Costa
Sus creaciones son armónicas y proporcionadas, prima la sencillez y el uso de geometrías limpias que dan lugar a piezas sofisticadas, pulcras y atemporales. Su concepción integral del diseño dota a todos sus proyectos de una coherencia no sólo de imagen, sino también conceptual. Entendió el diseño de interiores como una disciplina que funciona de manera autónoma pero que está estrechamente ligada y en perfecta sinergia con el proyecto arquitectónico y con el contexto tanto físico como cultural.
Centro Cultural de Belém, 1990, Lisboa. Fotografía cortesía de Atelier Daciano da Costa
Por esta capacidad del diseñador portugués de conseguir con sus piezas una mejor comprensión y habitabilidad de la arquitectura que las contiene, reivindicamos la figura de Daciano da Costa y la influencia de su legado en la generación de creadores que le sucede.
Escrito por Cristina Pino desde OPORTO
Fotografías de Fernando Guerra, Atelier Daciano da Costa
Daciano da Costa