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En Madrid, Madrid no existe

En Madrid, Madrid no existe: Artículo de opinión del arquitecto José Manuel Sanz para Arquitectura y Empresa

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En Madrid, Madrid no existe: Artículo de opinión del arquitecto José Manuel Sanz para Arquitectura y Empresa

José Manuel Sanz en madrid, madrid no existe

Hay un síndrome de capitalidad, de centralidad, algo extraño que hace que perteneciendo a todo el país, no pertenezcamos a ningún sitio propio. Somos en esto una excepción que nos afecta y lo hace, a mi juicio, gravemente.

Existe, así lo veo, una falta de identificación, y como tal, de orgullo hacia lo nuestro. ¿Lo nuestro? Madrid es un lugar común de aluvión para personas de lugares muy diversos que han encontrado en esta ciudad grande oportunidades para mejorar su vida o cumplir sus sueños. Son en conjunto, esto ocurre desde hace décadas, una gran mayoría y minoría clara ya los que en dos generaciones atrás han nacido en esta ciudad.

En el conjunto de las Comunidades en que la Constitución segregó el país, la unicidad de Madrid, separada de nuestro ser castellano, fue ya en su momento un elemento extraño que, creo, aún deja ver sus consecuencias.

Está claro que los demás, en correspondencia, nos ven como el Estado. Cuando algo les inquieta o afecta de las instituciones españolas, “Madrid” es el culpable. Lo que puede parecer una simplificación para identificar o una mera expresión coloquial se ha convertido en una especie de conciencia adversa hacia nosotros. Lo que no deja de ser bastante irreflexivo e injusto.

En tiempos de la dictadura, desde Madrid se ejercía el poder único central (lo que, en sí, nada tiene que ver con los naturales de la tierra). La Dictadura afectó a todos y fue sufrida de maneras muy distintas en los diferentes lugares del país. Pero desde luego Madrid no se libró. La teníamos “encima”. Se ejercía de manera muy férrea y directa y los que estábamos en la Universidad entonces lo sabemos muy bien. Sin embargo el poso de aquel tiempo parece no haber llegado al fondo del vaso y el hecho de que el Gobierno de todos, que toma decisiones para todos, tenga su sede en la capital parece permitir, a los que así sienten, seguir removiendo el vaso.

Pero hay otra consecuencia aun peor para los madrileños. La falta de identificación y orgullo con lo nuestro aleja, diluido en ese indefinido lugar común, todo el interés en las decisiones que afectan a nuestra ciudad y a nuestro territorio. Lo emocional, la identificación con sus orígenes y lugares, ha viajado en la maleta de la mayor parte de los que forman el Madrid de hoy. Los “autóctonos” de generaciones que aún quedan y podrían sentirlo, son una minoría con muchos años. Por eso, en cierto modo, Madrid no es de nadie, o no es Madrid.

No nos han ayudado los políticos mucho en esto. La “política” en Madrid huele a política de Estado, los políticos “madrileños” parecen más cerca de las políticas nacionales de los partidos y de sus expectativas personales que de atender, como ocurre en el resto de España, sus asuntos más cercanos. Los madrileños sufrimos esto de manera diáfana. No creo que seamos una Comunidad de segunda clase- desde luego no en lo social ni en lo técnico y económico- sin embargo hay claros síntomas de lo que digo: En cualquier lugar de España se publicitan y jalean los éxitos, de cualquier tipo, de sus paisanos. En cualquier lugar de España se protegen y fomentan los valores culturales, diferenciales o no, de su Comunidad y se protegen sus Instituciones.

En Madrid, sirva como ejemplo, los profesores universitarios, que dependen de la Comunidad de Madrid, tienen sueldos tan vergonzosamente bajos, que sonrojarían a cualquier Universidad europea y no europea. Se ha llegado, para pagarles menos, a rescindir los contratos de los profesores asociados en Diciembre para volver a contratarles en Febrero y hacer lo mismo entre Julio y Septiembre. Pero esta vergüenza trasciende poco, porque, en Madrid, Madrid no existe.

Y en el ámbito de mi mayor afición-la Música- La Orquesta y el Coro de la Comunidad de Madrid, que ofrece conciertos magníficos en la temporada del Auditorio con grandes directores y solistas, tiene de la Comunidad de Madrid una asignación presupuestaria muy inferior a las de la mayor parte de Comunidades autónomas, pese a que su actividad duplica en muchos casos a esas agrupaciones. En la Coruña, con presupuesto dos veces y medio mayor que el nuestro pese a no tener Coro profesional, orgullosos de su Orquesta, le han puesto su nombre a una calle.

En todas estas Comunidades, las inauguraciones de temporada o de ciclos son un hecho social y político relevante.

En Madrid, la anterior presidenta de la Comunidad no fue jamás a un concierto de su Orquesta y Coro, ni siquiera al que inauguraba temporada. Sus responsables culturales dieron frecuentes muestras de desconocimiento del medio musical, demostrándolo en muchas ocasiones. El concierto especial del año, es solo un apunte, se ha organizado desde hace varios en la Iglesia de San Francisco el Grande, el espacio con peor acústica de Madrid. Cualquiera que entienda de Música y de acústica sabe por qué.

Son solo ejemplos significativos.

Esperamos del nuevo equipo de gobierno que escuche y sepa estar a la altura de lo que significa nuestra Comunidad en el conjunto de España y de Europa. Que dote con fondos suficientes a la Universidad, a la Cultura en general y a la Música en particular para poner nuestra Instituciones culturales y Universitarias a la altura que Madrid merece.

Les deseo decisión y valentía para mejorar la lamentable situación que he descrito solo a manera de ejemplo.

Para que Madrid, sin complejos, sea Madrid de verdad.

José Manuel Sanz

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