Entrevistamos a Carlos Ferrater, socio fundador de OAB: Office of Architecture in Barcelona. Presentamos esta interesante entrevista junto con uno de sus proyectos más representativos, la Torre Hipódromo de oficinas en Guadalajara, México
La torre se sitúa frente a la Avenida Patria y cercana a la confluencia con la Avenida de las Américas, sobre un solar irregular y con una diferencia topográfica respecto a la calle Hipódromo de Zapopán. El proyecto adapta la solución en planta de la torre a la geometría del solar, respondiendo formalmente a las solicitaciones urbanas del emplazamiento, el frente en la avenida y las edificaciones próximas, hasta conseguir un volumen esbelto y complejo, tanto en planta como en altura, diferenciando el remate superior que dibuja su perfil contra el cielo.
El núcleo de circulación y servicios se sitúa centrado en la parte posterior del solar, articulando las dos naves de oficinas. La torre emerge del subsuelo sobre un vaso de hormigón que se adapta a la geometría irregular del solar solucionando las plantas de aparcamiento con forjados en rampa que van descendiendo en helicoide permitiendo el aparcamiento perimetral.
El cerramiento del edificio modulado por la estructura metálica se realiza con una doble fachada, la interior de vidrio que permite aperturas para su limpieza y ventilación y la exterior compuesta por una celosía profunda de cuadrados realizada en GRC (Glass Reinforced Concrete) que se va adaptando modularmente a los vanos de estructura y que define la imagen exterior del edificio. Esta celosía ligera de hormigón recoge la herencia cultural del lugar con un diseño funcional sostenible, que permite regular el control climático y privatizar las vistas del exterior permitiendo las visuales desde su interior: ‘ver sin ser visto’.
Tradición e innovación tecnológica se encuentran en el diseño de una fachada de excelente calidad, perfectamente ejecutada, que ofrece a la ciudad una imagen de modernidad.
¿Cómo definiría su arquitectura? ¿Existe una cualidad común que la identifica?
No creo en una definición única de arquitectura pues cada obra es singular, una nueva experiencia y suscita cada vez nuevas preguntas.
Pero como cualidad común destacaría la idea de austeridad con raíces en la tradición, y lo vernáculo pero a la vez radicalmente moderno. Esta cualidad la descubrí en los inicios de mi vida estudiantil cuando visité la Casa Senillosa en Cadaqués que definía perfectamente lo que para mí era y sigue siendo la arquitectura.
Carlos Ferrater comenzó sus primeros proyectos en el año 1974; en 2005 decide fundar la plataforma Office of Architecture in Barcelona (OAB) junto con sus hijos Borja y Lucía Ferrater así como con su yerno Xavier Martí-Galí. ¿Qué aspectos positivos destacaría de esta colaboración? ¿Ha notado algún cambio en la evolución y desarrollo de sus proyectos respecto a cuándo comenzó en solitario?
El Estudio OAB nace con la idea de ser una plataforma transversal y ajerárquica compuesta por un grupo de de arquitectos en los que no sólo se da la coincidencia de ser familia sino que también comparten en esencia una misma manera de entender la arquitectura. OAB se pensó como una plataforma colectiva a partir del aprendizaje realizado en los años previos recogiendo la trayectoria anterior e incorporando las nuevas maneras de entender la arquitectura de los componentes del equipo, Xavier Martí y mis hijos Lucía y Borja. Además contamos con un grupo de jóvenes arquitectos como Núria Ayala, nuestra Directora de Proyectos, o Alberto Peñín con quien colaboramos frecuentemente, especialmente en los proyectos realizados en Francia. OAB también cuenta con un equipo arquitectos muy jóvenes pero que ya cuentan con gran experiencia en las diferentes fases de los proyectos.
Todo ello supone una forma de proceder en la aproximación de los proyectos más rica, variada, tramada y flexible. No nos repartimos el trabajo en función de tipologías de proyectos pues todos los miembros de OAB abordamos los nuevos retos desde la mutua colaboración.
En los últimos años y debido a la crisis económica, OAB ha iniciado un proceso de internacionalización que ha llevado a cierta reorganización del trabajo del estudio, pero jamás renunciando a la estrecha colaboración entre los miembros del equipo. Y deberá evolucionar de nuevo con la nueva crisis provocada por la actual situación de pandemia, puesto que deberemos adaptarnos a nuevas formas de entender la arquitectura respondiendo a preguntas y retos que no se nos habían planteado anteriormente. Tendremos que explorar también nuevas formas de organización y desarrollo de los proyectos, que nos permitan ser más ágiles a la hora de adaptarnos a situaciones imprevistas como la que estamos viendo en estos momentos.
Durante su vida profesional ha sido galardonado en numerosas ocasiones, la ultima la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes en 2019. La responsabilidad de ver el interés y seguimiento de sus proyectos, por parte de profesionales del sector de todo el mundo ¿le ha condicionado de alguna manera, tanto a la hora de plantear esos proyectos, como a la hora de darles difusión?
Siempre he pensado que el trabajo de la arquitectura requiere un fenómeno de osmosis. Estar atento a las condiciones culturales, artísticas y sociales del momento en el que vives. En este sentido, otras manifestaciones artísticas, la pintura, la literatura, la música o el cine influyen de manera sustantiva en nuestro trabajo, aunque más que un condicionante lo veo más como una oportunidad, una riqueza intelectual añadida al proyecto.
Valoro enormemente la reciente Medalla de Oro en las Bellas Artes precisamente por reconocer ese aspecto más artístico e intelectual que también forma parte del proceso proyectual. Pero lo artístico no debe ser nunca el propósito último de proyecto, sino que debe entenderse como una riqueza que forma parte del mismo sin dejar de responder a las necesidades que nos plantea día a día la arquitectura.
Muchos compañeros comentan que la importante labor que desarrolla el arquitecto en una sociedad, no es conocida por la gran mayoría de esa sociedad y por tanto, no se valora la actividad profesional como ocurre en otros países ¿cómo podríamos cambiar esa dinámica, para mejorar esa valoración?
Para mí el arquitecto es un mediador en un mundo en el que aparecen muchos operadores y, en ese sentido, su trabajo debe ser el de catalizar, el de intentar mediar en una situación compleja poniendo de su parte todo lo que sabe.
El arquitecto, generalmente, es una figura del mundo de la construcción, flexible, que tiene conocimientos de bastantes temas. Nuestro trabajo consiste, en definitiva, en mediar entre constructores, promotores, administración, clientes, project management, usuarios… Por ello, el trabajo de mediador puede ser en estos momentos muy oportuno para llevar las cosas por el camino más lógico en un mundo que además de globalizado debe responder a nuevas situaciones que no habíamos considerado hasta ahora.
También, como he explicado antes, debe entender el carácter y la cultura del lugar en el que va a construir adaptándose a cada singularidad y reaprendiendo de la propia experiencia, sin olvidar que elementos como la luz y el vacío están en el origen y concepto de todo proyecto arquitectónico.
De todos los proyectos ejecutados, siempre hay alguno que queda marcado en la vida de un arquitecto, por ser el primero, por su dificultad, por su relación con el cliente, por la solución adoptada, por la inspiración, etc.. ¿Cuál destacaría o diferenciaría del resto y por qué motivo?
Si tuviera que elegir una obra, me quedaría con la Casa de mi hermano en Alcanar. Quizás porque en la arquitectura de pequeño formato es cuando mejor se experimenta el contacto con el destinatario final y con las raíces del lugar.
Quizás nos identificamos más con aquellos proyectos en los que la intermediación entre el arquitecto y el usuario final de su arquitectura es prácticamente inexistente, es decir se da una relación directa y en algunos casos hasta de cierta intimidad. Para nosotros el encargo mejor de la arquitectura sigue siendo la vivienda unifamiliar y si es para alguien a quién conoces bien aún mejor. Además, estos encargos se pueden convertir en laboratorios de experimentación e innovación susceptibles de ser utilizados sus hallazgos en otros proyectos de mayor ámbito.
Casa Alcanar
¿Cuál es el último proyecto en el que estáis trabajando? Futuros retos
En estos momentos estamos desarrollando diferentes proyectos de casas unifamiliares, edificios de viviendas, oficinas y hoteles sobre todo en Barcelona, pero también en Madrid, Lyon, Guayaquil, Montevideo, Santiago de Chile, Beirut… Pero de entre todos destacaría un ambicioso proyecto para el tercer sector que incluye “El museo del mañana”, un hotel innovador cuya temática versará en personajes y activistas influyentes en la defensa de los derechos humanos y del medio ambiente así como un nuevo parque que en contacto con el Parque Natural del Prat de Llobregat, albergará la fauna y flora autóctona del lugar.
Seguimos trabajando en todos estos proyectos pero con la mirada puesta ya en el largo plazo, estando atentos para anticiparnos a los cambios que seguro vendrán y que nos llevarán a responder a nuevas preguntas y replantear muchos aspectos de los futuros proyectos en los que quizás prevaldrán otros valores.
Nuestra plataforma nace de la necesidad de relacionar al arquitecto con la empresa ¿Cree que es importante la relación con las empresas a la hora de desarrollar un proyecto?
Es muy importante, pues te encuentras con proyectos en los que se requiere una sólida experiencia, no sólo en el campo de la arquitectura, sino también en otros como la ingeniería, la sostenibilidad, las nuevas tecnologías, en las que además de ser arquitecto tienes que coordinar un equipo que tenga experiencia en diferentes áreas de conocimiento.
Peter Rice, ingeniero irlandés, en su libro”Un ingeniero imagina” describía así el proceso constructivo del Centre Pompidou que compartió con los arquitectos autores del proyecto, los industriales que participaron en el proceso y las empresas que lo llevaron a cabo: “Este procedimiento colectivo no habla de una manera particular de hacer, sino que describe la única manera de afrontar el hecho constructivo desde la segunda mitad del siglo XX. La complejidad, tanto en los aspectos tecnológicos, constructivos, instrumentales y de contenidos, explica que el hecho de construir no se considere ya, un acto individual”.
Otros proyectos en cambio dan más espacio para la creatividad, la experimentación y el aprendizaje. Lo ideal para mí, es incorporar tu experiencia y conocimientos a los proyectos sin perder esa curiosidad por descubrir y aprender. Para ello es necesario empezar cada proyecto desde cero, sin ideas preconcebidas, asumiendo cierto riesgo, y con la voluntad de hacer lo mejor y más adecuado en cada proyecto, es decir, adaptándose al lugar, a las circunstancias, alas demandas del cliente y siendo muy consciente de ofrecer un resultado final que sea perdurable en el tiempo, que esté vivo.
OAB: Office of Architecture in Barcelona
Fotografías de Alejo Bagué