La nueva sede en Tokio del Grupo NIPPAN, diseñada por KOKUYO, reimagina la oficina como un entorno orgánico, inclusivo y estimulante, donde cada rincón invita a conectar, inspirarse y trabajar mejor. Un espacio que combina arquitectura, literatura y comunidad, donde el bienestar laboral y la creatividad son clave para la productividad
Para el proyecto de renovación de sus oficinas, el Grupo NIPPAN, líder en distribución mayorista de libros en Japón, apostó por una transformación radical del entorno laboral. El objetivo: fomentar la comunicación, la inspiración creativa y las relaciones interpersonales a través del diseño interior. El resultado es un espacio híbrido entre lugar de trabajo y experiencia compartida; una biblioteca comunicativa, obra de la firma de diseño de espacios y mobiliario KOKUYO.
El corazón del proyecto lo componen más de 2000 libros seleccionados por el propio personal, distribuidos entre los 1.017 metros cuadrados de superficie del proyecto. Cada ejemplar incluye una nota manuscrita del empleado que lo eligió, aportando un relato íntimo o una recomendación. Esta curaduría colectiva no solo enriquece el contenido del espacio, sino que facilita nuevas conexiones entre compañeros a partir de afinidades literarias.
Para evitar la rigidez típica de las oficinas tradicionales, se diseñó una topografía interior ondulante a través de diferentes niveles en el pavimento. Se creó una especie de colina orgánica que redefine el flujo de circulación. Este relieve integra estanterías en múltiples alturas, evocando el paisaje urbano circundante, y junto al techo con arcos bajos, refuerza la percepción espacial y añade una dimensión envolvente al recorrido.
La paleta de materiales del proyecto enfatiza la sostenibilidad y el carácter sensorial. Se utilizaron ladrillos, madera, vegetación natural y gravilla para conseguir calidez en el ambiente. Elementos como las pequeñas mesas circulares distribuidas en la zona de la biblioteca abierta, cuyo tablero ha sido fabricado con revistas comprimidas y papel usado, y posteriormente grabadas con el característico patrón de la fachada del edificio, o la mesa de la cafetería la cual contiene hojas secas recogidas en los jardines adyacentes, completan un lenguaje material coherente con la filosofía del diseño.
La accesibilidad también fue una prioridad. La colina cuenta con rampas para facilitar el desplazamiento de personas con movilidad reducida, y las estanterías fueron diseñadas a alturas bajas para garantizar el acceso universal, independientemente de la edad o estatura del usuario. Además, se creó una variedad de micro espacios: desde rincones oscuros y recogidos hasta zonas abiertas y luminosas, con alternativas para trabajar de pie, leer tumbado o simplemente descansar; diferentes áreas informales para pausas, lecturas espontáneas o encuentros imprevistos.
Más allá de su función como biblioteca, el espacio incorpora usos complementarios que estimulan la interacción dentro y fuera del ámbito corporativo. Este enfoque integral redefine el entorno laboral como un ecosistema vivo, diseñado para fomentar el bienestar, la creatividad y el sentido de comunidad.
Fotografía de Fumito Suzuki