La nueva Facultad de Radio y Televisión de la Universidad de Silesia, en Katowice (Polonia), según proyecto de BAAS Arquitectura y Grupa 5 Architekci, y desarrollado con la ayuda de Małeccy Biuro Projektowe, disuelve su nueva arquitectura en el tejido urbano preexistente apoyándose en su materialidad.
En el año 2011, los estudios BAAS Arquitectura y Grupa 5 Architekci se alzaron con el primer premio del concurso para la Facultad de Radio y Televisión de la Universidad de Silesia, con sede en Katowice (Polonia). Al estudio barcelonés, fundado en 1994 por Jordi Badia, y a la firma polaca constituida en 1998 por Roman Dziedziejko, Mikolaj Kadlubowski, Michal Leszczynski, Krzysztof Mycielski y Mariusz Jasinski, a los que se sumarían Rafał Grzelewski, en 2007, y Rafal Zelent, en 2010, se les unió para la redacción del proyecto de ejecución, en 2013, el estudio local Małeccy Biuro Projektowe, dirigido por Joanna y Wojciech Małeccy.
El área donde debía edificarse la nueva facultad se ubicaba en una parcela entre medianeras, dentro de una manzana consolidada en la calle Pawła, en el centro de Katowice. En la parcela se conservaba una edificación abandonada, para la que se había previsto su demolición en las bases del concurso.
El frente de la parcela se completa con un cerramiento abstracto y homogéneo, conformado a partir de una celosía de ladrillos similares a los existentes. Continuando la alineación de la manzana, la forma asume la sección de la edificación colindante, situada a la izquierda del edificio conservado.
La retícula continua no compite con los antiguos lienzos de ladrillo, diferenciándose perfectamente la cuadrícula de los viejos aparejos. Su carácter abstracto, su aspecto de lienzo o pantalla se refuerza por la noche, cuando la iluminación interior desmaterializa el cerramiento.
Si el gesto de completar la fachada puede sugerir la colmatación del espacio y la edificabilidad completa del solar, la disposición en el interior de la parcela de los nuevos volúmenes edificados cede todo su protagonismo a un gran patio central.
Alrededor del gran vacío, tratado casi como un claustro, se disponen distintas piezas de pequeña altura en comparación con las edificaciones colindantes. Con un tratamiento de modestia, la nueva edificación nunca sobresale o destaca de los edificios circundantes. Sus cerramientos y medianeras se visualizan desde cualquier punto de la intervención.
Las distintas alturas de las nuevas edificaciones generan cubiertas a diferentes niveles, espacios al aire libre destinados a zonas de descanso, donde se potencian las vistas cruzadas, ámbitos que vuelcan sobre patios y espacios abiertos. La escala del edificio público se ve reducida, de esta manera, a una escala más doméstica, en consonancia con la arquitectura que lo rodea.
La materialidad de suelos y cerramientos cerámicos se adapta perfectamente a los materiales antiguos. La imagen unitaria que se consigue unifica visualmente la intervención con las edificaciones circundantes. La facultad se apropia del resto de muros que cierran el patio de manzana, incorporando fachadas y medianeras a la propia delimitación de sus espacios al aire libre.
El entramado cerámico se emplea como parasol, protección visual o elemento de protección y privacidad para despachos y espacios docentes. En aquellas fachadas donde estos requisitos no son necesarios, la celosía cerámica se utiliza de parapeto, cierre, elemento de separación y protección vertical.
En lugar de levantar nuevas medianeras que cierren los patios de las edificaciones contiguas, las nuevas piezas construidas acotan estos espacios, retranqueándose, en algunos puntos, para mejorar y potenciar el espacio público y de relación social entre vecinos, haciéndolos incluso accesibles desde el exterior.
La comunicación visual del patio central, verdadero corazón de la intervención, con el viario público, la calle Pawła, se realiza mediante un gran frente de vidrio, en planta baja, por donde se realiza el acceso a la facultad. Una vez dentro, la edificación vuelca parte de sus espacios hacia el patio, o bien a la manera de un atrio, desarrolla la circulación a su alrededor.
Un elemento destacado es la gran escalera rampante de la fachada del módulo de aulas. El acristalamiento en todo su desarrollo potencia la comunicación visual durante el trasiego de clases y las horas de descanso. Como si se tratara de un efecto escénico, casi como una tramoya, desde los espacios exteriores se asiste al ir y venir de los estudiantes por el edificio, como actores en una representación.
En el interior sobresale, nuevamente, el empleo de los ladrillos y los materiales cerámicos, en cerramientos verticales y pavimentos. Su textura cambiante, su tonalidad variable y los efectos de la luz tamizada a través de las celosías, hacen de la cerámica un material singular, de atmósfera sugerente.
El hormigón visto de la estructura, en soportes, vigas y forjados, o la madera en paneles de separación, pasamanos, algunos elementos fijos de mobiliario y en ciertas carpinterías, completan la delimitada gama de materiales empleados en el interior de la facultad.
Mención aparte merece el tratamiento de la edificación preexistente, definida como un único contenedor de dos plantas, conectadas a doble altura por una escultural escalera de caracol, y que ha sido destinada a biblioteca. La diferenciación con respecto a la materialidad empleada en el resto de la facultad se lleva a cabo mediante el color blanco que domina todas las superficies y elementos de equipamiento, excepto el tono gris del suelo continuo.
En contra de una arquitectura ensimismada y volcada sobre sí misma, la facultad de Radio y Televisión de Katowice se muestra impúdica a las miradas de las edificaciones vecinas, propiciando un voyerismo consentido. El espacio público se atempera hasta alcanzar una escala doméstica, que se entreteje con los restos del pasado de esa ciudad minera.
Fotografías de Jakub Certowicz
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