Freebooter es un edificio de apartamentos en Amsterdam diseñado por el estudio holandés GG-loop, que apuesta por la sostenibilidad y el diseño biofílico para lograr el bienestar de los usuarios de las viviendas.
Se trata de un edificio que alberga 2 apartamentos dúplex superpuestos, con un total de cuatro niveles, ocupando la esquina de una manzana longitudinal cercana a la ribera del río, con 3 fachadas a la vía urbana.
La vivienda que ocupa las planta baja y el nivel 1, de 122 m2, tiene acceso directo desde la calle, junto al cual dispone de una plaza de aparcamiento al aire libre.
Los espacios se organizan en torno a un núcleo central que alberga las estancias húmedas, la cocina en planta baja y el baño en la primera.
La cocina se abre hacia el espacio de día, un amplio salón comedor situado en la banda opuesta a la fachada de acceso, que comunica a su vez con un jardín de uso privado de 50 m2.
Una escalera lineal situada junto a la medianera comunica con una pequeña bodega situada en el sótano, así como con la planta superior, donde se encuentra la zona de noche, con los espacios de uso más privado, una habitación doble, un dormitorio individual y una pequeña zona de estar.
A excepción del dormitorio individual, el resto de espacios disfrutan de un balcón que se concibe como una extensión al aire libre del espacio interior.
La superficie de ambas plantas queda invadida por el núcleo de circulación vertical del segundo apartamento, cuyo acceso se produce por la fachada frontal.
En planta baja dispone de una plaza de aparcamiento exterior y una pequeña zona de recepción privada interior.
La vivienda se desarrolla en las plantas segunda y tercera, donde dispone la zona de día y de noche respectivamente.
La escalera de acceso desembarca en el salón cocina, que cuenta con un pequeño balcón exterior y conecta de nuevo con la cocina, situada en el núcleo central, que dispone también de un pequeño aseo.
Tras la escalera de acceso encontramos una pequeña sala de estar que ocupa la esquina, rodeada por otro balcón exterior.
El acceso a la planta superior se produce por otra escalera lineal situada junto a la medianera, tras la cual se abre una doble altura que comunica ambos niveles.
En la planta superior el núcleo húmedo se desplaza a la fachada, dando una mayor holgura a los dormitorios, quienes disfrutan del acceso a un balcón corrido que se ensancha, creando una generosa terraza frente al dormitorio principal, desde la cual se disfruta de unas inmejorables vistas del río.
Ambos apartamentos destacan por estar diseñados teniendo en cuenta el uso habitual de los espacios, que se suceden de manera fluida, creando un recorrido sinuoso gracias a la desaparición de los ángulos rectos y las esquinas y aristas vivas.
Otro de los aspectos destacables es la cantidad de luz natural que inunda la totalidad de los espacios, gracias a una envolvente de vidrio que se prolonga de suelo a techo, protegida con una segunda piel configurada con listones verticales de madera, cuyo diseño ha tenido en cuenta el recorrido del sol a lo largo de año para garantizar la adecuada protección del vidrio y la privacidad de los espacios, sacando el máximo partido a la luz.
Estas formas sinuosas, así como los materiales escogidos, madera, acero y vidrio, se inspiran en los sistemas constructivos de la industria naval así como en la historia marítima holandesa, donde reside el origen del nombre del edificio.
Las largas tablas verticales de madera, que se extienden al llegar a las terrazas del último nivel por delante del antepecho de vidrio, utilizan cedro rojo, que tiene una gran durabilidad natural.
En el interior predominan los acabados en madera de pino, trabajada de forma artesanal para elaborar todos los elementos de división curvos, así como la escalera, proporcionando al interior la sensación de cabina de barco.
También la madera, CLT en este caso, es la protagonista de la estructura del edificio.
Imágenes de Francisco Nogueira