El proyecto para el Mercado Central de Reims de Émile Maigrot, llevado a cabo por Eugène Freyssinet, lleva al límite las posibilidades del hormigón armado construyendo una lámina parabólica de apenas 7 cm de espesor para cubrir el gran espacio central del mercado.
Para reconstruir el mercado de Reims (Francia), destruido durante la Primera Guerra Mundial, en 1922 se convocó un concurso que ganó el arquitecto Émile Maigrot (1880-1961). La paralización del proyecto retrasó el inicio de las obras hasta 1927, haciéndose cargo de las mismas la empresa Limousin, con la dirección técnica del ingeniero Eugène Freyssinet (1879-1962). El Mercado Central (Halles Centrales), conocido como Boulingrin, se inauguró el 30 de octubre de 1929.
Fotografías de Centre Canadien d'Architecture
El espacio central del mercado se cubre con una lámina de hormigón armado de 7 cm de espesor con forma de parábola, que alcanza una altura cercana a los 20 metros y una luz por encima de los 38 metros.
La estabilidad de la gran bóveda parabólica se consigue con la construcción de otras láminas de hormigón, perpendiculares a la principal, que se sitúan a lo largo de los dos laterales mayores. El conjunto resultante consigue una planta total de 49 m de ancho por 109 m de largo.
Fotografía de Europa Nostra
Fotografía de Sergio Grazia
Para la ejecución de las láminas de hormigón, Freyssinet recurrió a un sistema de encofrados deslizantes. La obra se enmarca en la línea de investigación que, por aquellos años, llevaba a cabo en el campo de los encofrados y el uso de cascarones de hormigón, para llevar al límite las posibilidades de este material.
Fotografías de Sergio Grazia
El acceso al mercado se produce por los dos testeros acristalados y por cuatro vanos laterales, dos en cada flanco, coronados por prismas de hormigón coloreado en turquesa, armonizando con el color verde de carpinterías y cerrajería.
Fotografía de Clelie Mascaret
Fotografía de Sergio Grazia
Los vanos laterales quedan conectados con los dispuestos en el lado contrario mediante una banda acristalada que recorre toda la bóveda. Los vidrios, de una tonalidad amarilla, colorean la luz que los atraviesa, generando un ambiente cálido y agradable, restando dureza al interior de hormigón omnipresente.
Fotografía de A. Hatat
Fotografía de Sergio Grazia
Las franjas luminosas y los frentes de vidrio de los testeros orientan al usuario dentro del gran espacio central del mercado, indicando las salidas hacia el exterior. Las líneas de luz, ligeramente retranqueadas, dividen la bóveda en tres cascarones independientes.
Fotografías de Sergio Grazia
La iluminación se completa con el acristalamiento de los frentes de las bóvedas perpendiculares a la nave central, y con la perforación de su lámina parabólica mediante tres óculos hexagonales en cada uno de los fragmentos abovedados.
Fotografía de Sergio Grazia
En los laterales del mercado se superpone un segundo nivel, con circulación perimetral, que vuelca sobre el gran vacío central. Para acceder a esta parte, se construyó una escalera moldeada de hormigón, apoyada en un soporte de sección variable.
Fotografía de Sergio Grazia
Las únicas concesiones decorativas son las perforaciones hexagonales de las bóvedas, los detalles en carpinterías y cerrajerías, un reloj alzado sobre soportes y las luminarias, todos ellos con cierto aire Art Déco.
Fotografía de Europa Nostra
En funcionamiento hasta 1988, cuando se cierra al público, el estado de abandono posterior llevó a la Municipalidad a proponer su demolición. La movilización ciudadana consiguió la declaración del mercado como monumento histórico en el año 1990.
Fotografía de Europa Nostra
Tras un largo proceso, el proyecto de rehabilitación, dirigido por François Chatillon, fue aprobado en 2007, iniciándose las obras de recuperación y puesta en valor del Mercado Central en febrero de 2010. La reinauguración se produjo el 14 de septiembre de 2012.
Fotografía de Europa Nostra
Fotografía de Laurent D. Ruamps
El trabajo llevado a cabo fue galardonado con el premio Europa Nostra/Premio Unión Europea de Patrimonio Cultural en el año 2015, al salvar un ejemplo singular de la arquitectura del siglo XX, recuperando no sólo su forma sino también el uso original de mercado para el que fue proyectado.
Fotografía de Europa Nostra
La importancia del Mercado Central de Reims, de Maigrot y Freyssinet, queda patente al haberse convertido en modelo a seguir para esta tipología, con numerosas ejemplos que se inspiran directamente en esa edificación, desde Tallin (Estonia) hasta Matosinhos (Portugal). En La Coruña, se conserva el Mercado de San Agustín (1932-1938) de clara filiación, proyecto de los arquitectos Santiago Rey Pedreira y Antonio Tenreiro Rodríguez, y calculado por el ingeniero Rodolfo Lama.
Fotografías de Sergio Grazia, Centre Canadien d'Architecture, Europa Nostra, Laurent D. Ruamps, Clelie Mascaret y A. Hatat