El estudio tinerfeño Makin Molowny Portela, partner habitual de nuestras jornadas Foro Contract, nos cuenta qué proyectos tienen en marcha este 2025 y cómo han dado respuesta al entorno con su último proyecto
Según nos cuenta el arquitecto Javier Molowny, arquitecto socio del despacho, tienen en encargo uno de los conjuntos residenciales de mayor envergadura que se esté proyectando actualmente en Canarias a la espera de Licencia Urbanística; el Residencial Abora compuesto por 138 viviendas y diferentes tipologías dentro en el término municipal de Adeje.
Nos facilitan también uno de sus últimos proyectos realizados con mucho cariño y dedicación: La Casa Escondida. “A veces es mejor esconderse para proteger lo que más amamos.” John Burnside
En el entorno rural conocido como Jardina, en la periferia urbana de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), se localiza un solar de forma rectangular, cuyo lado de menor dimensión da frente a una vía estrecha de escaso interés.
Sobre una calle en pendiente, con una acera estrecha y una edificación de autoconstrucción sin enfoscar que se levanta frente al terreno, surge una intervención que desafía la dureza del entorno, dándole la espalda, ocultándose de él, generando su propio refugio. La vivienda se concibe como un abrigo que se resguarda del exterior, mientras se abre generosamente a las vistas imponentes que se despliegan en el extremo opuesto de la parcela.
Tras una contundente fachada, compuesta por cuatro vigas de hormigón visto, la casa preserva la intimidad de sus habitantes. Las vigas, desnudas, se separan ligeramente unas de otras, suavizando la dureza de la estructura, mientras una leve permeabilidad ofrece un vistazo fugaz de lo que ocurre más allá de los límites de la parcela.
Fruto de esta respuesta al entorno y en combinación con el retranqueo propuesto en la envolvente de la vivienda, aparecen espacios exteriores tan cautivadores como el patio de acceso.
La adición de espacios de diversa naturaleza se convierte en el hilo conductor de este proyecto, trabajando esta fusión tanto en vertical como en horizontal, donde la permeabilidad de las separaciones o la consecución de ambientes de distinta índole amplían la sensación espacial de una vivienda que, aunque de dimensiones contenidas, parece abarcar mucho más de lo que su estructura aparenta.
El acceso a la vivienda se realiza mediante un vestíbulo de doble altura en el que la ligereza de una escalera sin tabicas ofrece una experiencia sensorial que cautiva al usuario. Ubicada en esta planta, se encuentra la zona de día, un espacio fluido que borra los límites entre lo interior y lo exterior gracias a los amplios ventanales. Un conjunto de ambientes entrelazados que dan paso al jardín, integrándolo de manera natural en el espacio habitable, extendiendo los límites del salón a los propios de la parcela y alargando las vistas interiores hasta el horizonte azul del cielo.
La planta superior alberga las estancias más privadas de la casa, la zona de noche. En esta ocasión los espacios se acotan cuidadosamente, buscando la intimidad que estas áreas merecen, pero sin dejar de lado el concepto de adición de espacios de distinta naturaleza que guía el desarrollo del proyecto.
La habitación principal se expande, duplicando su superficie al incorporar la terraza contigua, que se integra al espacio interior a través de un gran ventanal. No obstante, la sensación de amplitud se eleva aún más al contemplar, desde cualquier rincón, las vistas del lejano casco histórico de San Cristóbal de La Laguna con el majestuoso Teide como telón de fondo.
Desde los dormitorios individuales se vive una experiencia similar. En este caso, el paisaje que se observa es esencialmente arquitectónico, enmarcado por las sólidas vigas de hormigón que definen el espacio de acceso, creando una sensación de refugio y protección más allá de los límites de la envolvente.
En la cubierta se sitúa el solárium, un espacio elevado desde el que se domina el paisaje circundante, un lugar de contemplación desde el que disfrutar de las mejores vistas de la vivienda.
La simplicidad formal y estructural que define la vivienda encuentra su continuidad en los sistemas constructivos empleados. Los materiales utilizados en la construcción de la vivienda son igualmente simples y sin pretensiones, perfectamente integrados en el contexto rural que los rodea. El hormigón visto, los morteros monocapa y los vidrios, resuelven con sobriedad la materialidad de esta nueva realidad edificada, armonizando con el carácter agrícola y ganadero del entorno.