La Plaza Mayor es un hito característico de las urbes españolas, un recinto público, amplio y recogido al mismo tiempo que nace en mitad del bullicio de las ciudades de la época de los Austrias, un oasis en medio de calles estrechas, callejones sin salida, plazuelas y viviendas sucias e insalubres. Por ello, hemos decidido compartir con vosotros una pequeña introducción a estos espacios públicos, que son, sin lugar a dudas, la mayor aportación de nuestra nación al urbanismo europeo.
Las Plazas Mayores son recintos urbanos donde originalmente se celebraban toda clase de eventos sociales, y que servían de lugar de paseo, encuentro o de punto de reunión ciudadana. Ampliamente aprovechadas por algunos monarcas, sobre todo Felipe III y Felipe IV, la Plaza Mayor se convirtió pronto en escenario de celebración de las más grandes celebraciones ciudadanas, por cualquier motivo, para la gloria real y como distracción de problemas más graves.
Plaza Mayor de Madrid
La Plaza Mayor se convierte pues en escenario público de todo tipo de representaciones políticas, religiosas, festivas e incluso actos de ajusticiamiento de condenados y autos de fe de la Inquisición, siendo los espectáculos taurinos los eventos más destacados.
Plaza Mayor de Valladolid
Debido a su vocación de plaza para espectáculos, comenzaron a aparecer en ellas balcones volados para que los ricos pudieran contemplar mejor las fiestas. El balcón municipal se desarrolló más que el resto y también se idearon miradores privilegiados para la alta nobleza y la familia real.
Plaza Mayor de Salamanca
La Plaza Mayor se regula y ordena a partir del siglo XVI, pero tiene unos orígenes anteriores e inciertos. Hay que pensar que durante toda la historia, el hombre ha intentado racionalizar el espacio de las ciudades y mejorarlas estética y funcionalmente de este modo, a nivel funcional, la Plaza Mayor podría ser la heredera del ágora griega, el foro romano, los diferentes tipos de plazas medievales de algunas ciudades europeas o los modelos renacentistas de “ciudad ideal”, trazada de forma regular y cuadriculada.
Plaza Mayor de León
La Plaza Mayor suele ser rectangular, perimetralmente edificada con casas uniformes semejando una construcción unitaria y corrida, y presididas por el Ayuntamiento de la ciudad como fachada principal. Son porticadas y en el centro se sitúa, en algunos casos, una estatua ecuestre del Rey o de algún personaje relevante. Una serie de arcos situados en las esquinas o ángulos la conectan con las calles principales de la ciudad, aunque siempre evitando ser atravesada por los ejes viales principales.
Plaza Mayor de Madrid
Siendo la primera de ellas la de Valladolid, pronto el resto de ciudades y pueblos importantes comenzaron a edificar una Plaza Mayor. Casi todas las plazas de los pueblos de la actual España datan del siglo XVIII en adelante, ya que se calcula que el modelo tardó unos cincuenta años en consolidarse en el resto del territorio.
Plaza Mayor de Córdoba
Plaza Mayor de Ocaña
Las últimas Plazas Mayores se levantan en el siglo XIX en Bilbao y San Sebastián en estilo neoclásico y bajo el reinado de Fernando VII, pero, aunque mantienen las formas de la plaza tradicional, sus usos irán diluyéndose poco a poco en otros más actuales, más propios del paseo y el ocio. Así, la Plaza Mayor acaba convirtiéndose en una simple plaza porticada, regular y proporcionada pero muy lejos de los usos y representaciones que la caracterizaron.
Plaza Mayor de Vitoria
Plaza Mayor de Bilbao
Plaza Mayor de San Sebastián
Cabría pues, como conclusión, plantear la influencia que este destacado espacio urbano ha tenido en las plazas de otras ciudades europeas o iberoamericanas, tales como la parisina Place des Vosges, la Piazza Carlo Alberto de Torino, la Plaza Mayor de Lima, o la Place Verdun en La Rochelle, entre tantas otras.
Fuente: José María Sancho, historiador del arte
Una puntualización sobre la Plaza de La Corredera de Córdoba:
La Casa de Doña Jacinta la encontramos en el lateral Sur de la Plaza de la Corredera, lindando con el lateral Oeste de ésta. El nombre le viene por haber pertenecido durante el siglo XVII a Doña Ana Jacinto de Angulo, quien, en el momento de ser requerida por las autoridades locales para que modificara y reconstruyera su edificio para así poder mantener un diseño uniforme en toda la plaza, se negó a efectuarlo, apelando y ganando el pleito ante el rey de España, Carlos II. Por ello, su propiedad mantuvo una fachada diferente a la del resto de edificios de la plaza, característica que sigue manteniendo en la actualidad.
El arquitecto de esta construcción fue el cordobés Juan de Ochoa (1554-1606), entonces Maestro Mayor de obras de la ciudad y quien también realizó la cárcel que veremos a continuación. Su fachada consta de un gran número de pequeñas ventanas, idóneas y especialmente acondicionadas para alquilarlas durante las frecuentes ocasiones en que se celebraban festejos en la plaza.
Localización: Plaza de la Corredera, s/n.
Saludos desde Córdoba