La Casa del Relojero, ubicada en el corazón histórico de Valencia, junto a la emblemática torre del Micalet, ha sido objeto de un profundo proceso de rehabilitación que destaca tanto por su valor patrimonial como por las decisiones arquitectónicas tomadas para preservar y revitalizar este icónico edificio
El edificio, que hasta hace poco se encontraba en estado de ruina, ha finalizado recientemente la primera fase del proyecto de rehabilitación y consolidación de la manzana donde se ubica, delimitada por las calles Bordades, Subida del Toledano y Micalet, y ya exhibe su nueva piel frente a todos los visitantes de las calles del centro de Valencia.
El nombre de la Casa del Relojero proviene de su función original como residencia de los relojeros responsables del mantenimiento del reloj de la Catedral. El edificio ha sido restaurado bajo la dirección de los arquitectos Juan Miguel Martínez López y María Dolores Contell Jurado, en un esfuerzo por recuperar su identidad histórica mientras se integra con las demandas contemporáneas del entorno urbano.
El proyecto de Contell-Martínez ha puesto en valor elementos históricos clave como el escudo de la ciudad, tallado en el siglo XIX, un elemento distintivo que otorga a la Casa del Relojero su estatus de Bien de Interés Cultural (BIC) y el descubrimiento de un arco del siglo XVIII, que formaba parte de un pasadizo que nunca llegó a ejecutarse entre la Casa del Relojero y la Catedral. Este arco, ahora visible desde la calle Micalet, se ha dejado al descubierto como testimonio de un proyecto arquitectónico frustrado, dándole un nuevo protagonismo en la fachada. La restauración ha logrado resaltar estos detalles con técnicas modernas, respetando su integridad histórica.
La estrategia arquitectónica se ha basado en la integración de pasado y presente. Sobre el solar adyacente a la Casa del relojero se construye un nuevo volumen, el cual respeta la alineación histórica de las calles y plantea un diálogo con el entorno sin reproducir el estilo tradicional. Los arquitectos defendieron la elección de formas y materiales como una reinterpretación contemporánea, inspirada en las tonalidades y texturas del Micalet. Las fachadas en tonos tierra y el uso de detalles en cobre para balcones y miradores aportan una nueva perspectiva visual al conjunto, enriqueciendo la escena arquitectónica. Además, la rehabilitación ha conservado el verde aguamarina original de la Casa del Relojero, mientras que el nuevo edificio ofrece un contraste intencionado con su diseño moderno y su paleta de colores y materiales.
El proyecto no solo se ha limitado a la rehabilitación del edificio en sí, sino que también ha contemplado la creación de un nuevo espacio público. En el solar contiguo al edificio, que estaba en muy mal estado, se ha proyectado una plaza pública. Esta intervención ha permitido abrir el espacio, ofreciendo un lugar de encuentro para los residentes y turistas que transitan por esta zona tan visitada. La continuidad de la fachada de la Casa del Relojero hacia esta nueva plaza genera una sensación de cohesión entre lo antiguo y lo nuevo, convirtiendo este enclave en un punto clave del recorrido urbano entre la Plaza de la Reina y la Plaza de la Virgen.
El uso del conjunto también ha sido adaptado a las necesidades actuales. La Casa del relojero se convierte en una oficina municipal de turismo, mientras que el edificio anexo se transformará en un centro de interpretación del Santo Cáliz, ofreciendo a los visitantes una experiencia enriquecida con tecnología interactiva y una exposición inmersiva sobre la reliquia. La rehabilitación ha buscado también devolverle al edificio su función pública, adaptándolo a la vida contemporánea sin perder su esencia histórica. Martínez López ha destacado la importancia de este uso, en consonancia con la relevancia patrimonial del entorno, para garantizar la sostenibilidad y dinamismo de este espacio.
Este proyecto de rehabilitación es un ejemplo de cómo el patrimonio y la arquitectura moderna pueden coexistir en armonía. El respeto por la historia del edificio, combinado con una intervención arquitectónica valiente y contemporánea, ha logrado no solo preservar, sino revitalizar una pieza clave del patrimonio valenciano, dándole una nueva vida como espacio público y cultural en pleno centro de la ciudad.
Contell-Martínez arquitectos
Fotografías de Mariela Apollonio
Escrito por Álvaro Guevara