El estudio madrileño OOIIO Arquitectura, liderado por Joaquín Millán Villamuelas, es el artífice de Apartamentos en un Almacén, un conjunto de 8 viviendas mínimas de estilo contemporáneo ubicadas en un antiguo almacén, que cubren la demanda de residencia para jóvenes en el barrio
Los apartamentos, pensados principalmente para 1 persona o para una pareja, ocupan la planta baja de un antiguo almacén de materiales de fontanería y construcción en desuso, de 295 m², ubicado en Carabanchel, Madrid, en una antigua zona semiindustrial junto a la antigua autopista, convertida ahora en el pulmón verde del barrio, y al río Manzanares.
Las viviendas, de tan sólo 40 m2, disponen de espacios diáfanos donde prácticamente la única estancia compartimentada como tal es el baño, creando un interior flexible y polivalente totalmente equipadas. Incluso disponen de un trastero privado ubicado en el sótano del edificio.
El espacio interior se llena de vida y color gracias a los materiales escogidos para los acabados, que combinan los muebles lacados con tonos vibrantes y variados, que van desde el ocre y el naranja al verde menta y azul eléctrico, con materiales naturales como la madera, en formato tablero OBS, que configura tanto mobiliario como revestimientos de paredes y paneles verticales a modo de originales mamparas separadoras de espacios.
En los núcleos húmedos la protagonista es la cerámica vidriada, que intensifica los colores escogidos para el mobiliario, contrastando con los mismos sin salirse de la paleta que caracteriza cada estancia.
El toque contemporáneo se combina a la perfección con el carácter industrial original del espacio, haciendo un guiño histórico al mismo al mantener las antiguas instalaciones y los elementos metálicos estructurales, que se dejan vistos, remarcando su presencia al pintarlos en color amarillo, contrastando con el blanco neutro de algunos de los acabados y con el resto de tonos que animan las estancias interiores.
El mismo color se reserva para los elementos metálicos de la fachada, con carpinterías y planchas de color amarillo intenso, que contrastan esta vez con el ladrillo cerámico que configura la parte ciega de la envolvente del zócalo del edificio.
Esta fachada cerámica, armoniza con el caravista tradicional de las plantas superiores del edificio, pero se diferencia del mismo con los patrones creados con el aparejo, con paños que combinan piezas a soga con otros donde se dispone a sardinel vertical, con llagas continuas en todos los casos, creando geometrías de marcado carácter contemporáneo.
Las numerosas ventanas que se abren en el cerramiento permiten inundar de luz natural el interior, a la vez que otorgan a los residentes vistas al parque cercano, que conecta el espacio interior con la naturaleza que ocupa el antiguo lugar del asfalto, mejorando la calidad de vida y el confort de los habitantes.
Imágenes de Javier de Paz