La rehabilitación de un antiguo monasterio barroco en la ciudad de Malinas, realizada por el equipo holandés Korteknie Stuhlmacher Architecten, muestra un sutil diálogo entre los restos patrimoniales y la arquitectura y el diseño contemporáneos.
Construido a partir de 1650, el monasterio barroco de Predikherenklooster, en la ciudad de Malinas (Bélgica), ha sufrido numerosos avatares a lo largo de su historia. Tras su ocupación por la Orden de Predicadores, el edificio fue destinado a usos militares, como cuartel y hospital, arsenal o escuela. Desocupado definitivamente en 1975, el abandono lo llevó a un estado de ruina.
Enmarcado dentro de un proyecto urbano más ambicioso, que incluye la construcción de un parque, viviendas y un museo dedicado al Holocausto, en el año 2011, la municipalidad de Malinas convocó un concurso para la recuperación del monasterio, rehabilitando sus espacios para el nuevo uso de biblioteca pública. La propuesta ganadora fue la presentada por el equipo formado por Korteknie Stuhlmacher Architecten y Hild und K Architektur.
El estudio Korteknie Stuhlmacher Architecten, fundado en 2001 y con sede en Róterdam, desarrolló, posteriormente, el proyecto de restauración en colaboración con el despacho Callebaut Architecten, de Gante.
Las obras, iniciadas en el año 2013 han continuado hasta el 2018. Se trata de una actuación poco agresiva que ha permitido la conservación de los restos patrimoniales conservados sin introducir alteraciones significativas.
La forma introspectiva del claustro se repite en sus pandas, antiguos espacios de meditación en los que se ha conservado una rica decoración de yeserías en sus bóvedas.
El paso del tiempo, las distintas adaptaciones y modificaciones, o el largo periodo de abandono, han dejado sus huellas sobre el volumen y los paramentos de la edificación. Evitando las reconstrucciones o la recuperación de formas anteriores, la intervención conserva los rastros y cicatrices de la historia del monasterio.
Sin ocultar el devenir del edificio, las lagunas, las faltas y los desperfectos reflejan, de una manera didáctica, la evolución del complejo. La nueva actuación recurre al diseño contemporáneo, fácilmente identificable como nuevo añadido, y se suma a la historia de la edificación como una nueva fase de su vida útil.
En la planta baja se disponen los usos generales del programa, como la recepción, un área de juegos infantiles o la cafetería. Mientras el claustro puede ser usado como una gran habitación exterior, las pandas que lo rodean se han diseñado como espacios de conexión a internet, un lugar de encuentro que puede acoger, también, exposiciones.
Aunque comunicado con la iglesia en planta baja, su volumen funciona de manera independiente del resto del monasterio. Con una actuación mínima que valora el vacío y la espacialidad, la capilla se convierte en un espacio polivalente donde celebrar conferencias, recitales y todo tipo de eventos.
Uno de los espacios más interesantes del proyecto se consigue en la planta superior, donde se deja vista la espectacular estructura de madera de la cubierta. Se trata de la zona dedicada a los espacios abiertos de consulta de la biblioteca.
El almacenamiento y exposición de libros se realiza en una superposición de niveles gracias a la considerable altura de la sala, formando una galería abierta, trazada por en medio de la estructura de madera.
Como los propios arquitectos suelen describirla, la biblioteca de Malinas se ha convertido en un “centro de bienestar literario”.
Fotografías de Luuk Kramer
Korteknie Stuhlmacher Architecten