El estudio zaragozano Sebastián Arquitectos reconstruye conceptualmente, a través del contraste, el volumen del edificio románico del camino de Santiago en el Prepirineo de forma respetuosa
El abstracto volumen añadido descansa sobre los restos de la mampostería original
A lo largo del Camino de Santiago, siguiendo la ruta del llamado camino francés, se encuentra en la orilla sur del embalse de Yesa el pueblo abandonado de Ruesta. En una zona mas aislada en los alrededores del pueblo, se halla entre la arboleda la Ermita de San Juan. Después de quedar en ruinas en 2001 tras varios derrumbes por negligencia administrativa, el edificio estaba despojado de su uso y destinado al deterioro. La colección de pintura románica que albergaba, se aloja en el Museo Diocesano de Jaca. Mientras que la capilla sur original se conservaba, tanto la cubierta de pizarra a dos aguas como las paredes exteriores se hallaban derrumbadas, con sus piezas de mampostería desplegadas por el vano del bosque.
Nueva composición de fachada regular en contraste con la existente
El proyecto de reconstrucción surge para completar casi el 60% de su volumetría y devolverle el carácter compacto y dominante que había perdido. El principal reto del proyecto es enfrentarse a la complejidad de cerrar una envolvente incompleta pero que está fuertemente marcada por una forma constructiva y un momento histórico concretos. ¿Cómo podría completarse ese volumen?
Bloques de piedra en estructura de escamas tanto en fachada como en cubierta
El proyecto centra su objetivo en recuperar el característico volumen de la ermita en el claro de la arboleda de robles y encinas. Desde una posición de respeto, su restauración huye de imitar la arquitectura del pasado para reinterpretar de forma abstracta su característico trazado de mampostería y sus huecos. Gracias a esta intervención, el edificio recupera con una nueva cubierta y sus nuevos muros la capacidad de servir de refugio al peregrino del camino.
La permeabilidad del volumen se percibe más intensamente desde el interior
El límite entre el volumen histórico y el contemporáneo no se diluye, sino que se remarca de manera consciente con una cornisa de hormigón manteniendo las distancias a la vez que se retranquea de forma leve para absorber la diferencia de la masa de la nueva técnica constructiva. De este modo permite al observador identificar los distintos momentos históricos del edificio a simple vista.
Esquema conceptual de la intervención
La nueva envolvente no es un elemento portante como el muro original, sino que descansa sobre unos marcos de acero visibles desde el interior, aprovechando y evidenciando los avances en sistemas constructivos en contraste con la época histórica de la ermita.
Bloques de piedra tallados de la envolvente y su sistema constructivo
Su cubierta se corona con unas losas de piedra tallada en forma de escamas. De la misma manera, las fachadas se construyen mediante unos bloques estratégicamente tallados para encajar y permitir la apertura de pequeños orificios discretos desde el exterior, los cuales se obtienen con el corte de unos pocos centímetros en cada una de las piezas regularmente a lo largo de las fachadas. Esta permeabilidad, inspirada en los orificios de la mampostería del propio ábside, se percibe de forma más evidente desde el interior.
Piedras de la demolición dispuestas artísticamente alrededor de la ermita
Un gesto tan delicado como emblemático y artístico mantiene de forma emotiva la memoria histórica del lugar. Las piedras aisladas resultado de los derrumbes y sus demoliciones, se colocan de forma ordenada y regular sobre la superficie de la parcela, rodeando la iglesia acompañando a sus visitantes a su llegada. Este gesto puede interpretarse como un llamamiento al tratamiento consciente del patrimonio cultural.
La ermita actúa como un faro por la noche para el peregrino gracias a su permeabilidad
Las estrategias claves del proyecto han hecho que sea uno de los elegidos para la exposición Internalities: Architectures for Territorial Equilibrium que se exhibirá en el pabellón de España en la Bienal de Venecia, centrada en la sostenibilidad a través del equilibrio con su territorio celebrando una generación emergente de arquitectos españoles.
Escrito por Maria Unceta desde Zúrich
Fotografías de Iñaki Bergera
ES UN PROYECTO SENCILLO Y A LA PAR MUY BIEN RESUELTO TANTO ESTÉTICA COMO ECONÓMICAMENTE
Fantástico trabajo, por el respeto al patrimonio, por la recuperación del espacio, por el protagonismo de la cantería en un trabajo que es una virguería. Enhorabuena.