El Hotel Parque La Paz, en el sur de Santa Cruz de Tenerife, propuso una profunda remodelación por el Equipo Olivares. Problemas de accesibilidad, habitaciones sin renovar desde su inauguración en 1987 así como zonas comunes y administrativas con carencias heredadas, requerían de una necesaria puesta al día
Fotografía de José Oller
La importancia del acceso, tanto en su papel de reclamo como desde un punto de vista sensorial, inspiró la nueva organización. Así, se eliminaron dos habitaciones de planta baja para enlazar la recepción con el exterior y se planteó la entrada bajo una marquesina textil, que se acerca hasta la calle para recibir a los huéspedes: el ritual de la llegada se produce a través de una suave rampa bajo la sombra gratificante, el recibimiento coronado por la pérgola de cuerdas filtra la luz y deja pasar el aire.
Fotografías de José Oller
Al fondo, una urna vegetal ‐fondo de roca volcánica y monstera deliciosa‐ obliga a girar favoreciendo distintas percepciones y sugiriendo, con pausa vacacional, la opción de acceder a la recepción, al nuevo lobby‐bar o bien descansar plácidamente al amparo del microclima generado en la nueva zona estancial. Ya en el interior, un espacio amplio y luminoso se viste con una piel cerámica, combinada con el mostrador de mármol de Carrara, de diseño adaptado, bajo un cielo raso de fieltro cuya disposición, entre líneas de luz que se intersectan, alude al paisaje fragmentado local.
Fotografía de Flavio Dorta
El entorno de la piscina arranca desde premisas cercanas.
Fotografías de Flavio Dorta
El elemento común, el trenzado de cuerdas, es un gran palio de tejido artesanal que ampara y ordena los diferentes usos: el bar‐piscina, que toma los tonos claros del paisaje local y se forra con piezas cerámicas como escamas brillantes que apetece tocar; la geometría de los anchos bancos de hormigón, marcando los recorridos y organizando las distintas áreas, segrega accesos directos de la zona de solárium y piscina ‐esta, entre jardines, se resuelve con un único material porcelánico, de gran versatilidad, capaz de adaptarse a los requerimientos de toda la intervención‐; y el cuerpo lateral, un vagón trenzado encadenado bajo el palio, protegido del sol y atravesado por la brisa tamizada en sus paredes cordadas, es como una cesta que alberga los usos propuestos, un pequeño escenario, la cabina del dj, un espacio para masajes, etc.
Fotografías de Flavio Dorta
En cuanto a la reforma de las habitaciones, en fin, el principal argumento fue mejorar las condiciones de confort existentes. Y así, incorporamos ventilación cruzada mediante una celosía de listones de madera regulable y aplicamos una reducida paleta de materiales ‐el tono de la madera, el frescor del mármol y la cerámica blanca‐ tratando de favorecer esa sensación.
Fotografías de Flavio Dorta
Fotografías de Flavio Dorta, José Oller