Chat Architects transforma un antiguo motel en un nuevo espacio para la ciudad de Bangkok, convirtiendo la arquitectura en una herramienta para la inclusión social y la revitalización urbana
Bangkok, la efervescente capital de Tailandia, es un mosaico de experiencias urbanas, desde sus famosos templos y mercados bulliciosos hasta sus ocultos enclaves arquitectónicos. En este contexto, el Samsen Street Hotel emerge como un ejemplo destacado de cómo la arquitectura puede jugar un papel crucial en la reinterpretación y revitalización de los espacios urbanos.
El multipremiado proyecto, liderado por Chat Architects, se basa en la rica investigación de Chatpong Chuenrudeemol, quien ha explorado los lenguajes vernáculos no tradicionales de Bangkok a través de su estudio Bangkok Bastards, desafiando las percepciones arquitectónicas convencionales y destacando construcciones influenciadas por la economía informal de la ciudad.
La fachada del hotel de día y de noche
El desafío era transformar un motel oscuro y discreto, conocido por su pasado como lugar de encuentros sexuales, en un hotel extrovertido y acogedor que se integrara con el carácter único del barrio. El diseño final del hotel es una amalgama de la estética local con innovaciones sustanciales, incorporando nuevos elementos que recuerdan las improvisadas viviendas de los trabajadores y los típicos mercados de comida callejera de Bangkok.
En el corazón de la transformación del Samsen Street Hotel destacan tres elementos arquitectónicos clave que reflejan la intención de estimular y redefinir el espacio público y privado del hotel. Estos elementos no solo mejoran la funcionalidad del hotel sino que también enriquecen su conexión con el entorno urbano y la comunidad local con espacios dinámicos para la interacción social y cultural.
El soi o callejón, es un espacio vertical y transitable formado por una estructura en forma de andamio. Este componente es vital en la transformación del antiguo motel en un espacio más abierto y extrovertido. Inspirado en las estructuras de andamiaje que se observan en las viviendas temporales de los trabajadores, estos elementos de acero en voladizo extienden el espacio habitable hacia el exterior, creando balcones, terrazas y áreas de asientos adicionales.
Además de su funcionalidad, esta estructura pintada en un suave verde pastel aporta un toque de frescura y vivacidad, contrastando con la antigua fachada de hormigón y evocando la estética art déco de Miami de los años 30. Asimismo, esta estructura soporta un tejido social activo, facilitando interacciones entre los huéspedes y transeúntes, y al mismo tiempo puede transformarse en un escenario vertical para conciertos en las fiestas del barrio.
A nivel del suelo, un retranqueo de seis metros entre el edificio y el perímetro del sitio se ha convertido en el rabeang, una terraza urbana animada por el bullicio de los vendedores ambulantes de comida, ofreciendo un espacio donde tanto locales como turistas pueden interactuar. Equipada con mobiliario urbano móvil en el mismo tono verde pastel del edificio, esta área sirve como un mercado al aire libre donde los vendedores locales pueden vender comida y otros productos. La terraza no solo proporciona un espacio exterior para la interacción social y comercial, sino que también permite que los olores, sonidos y vistas de los puestos de comida enriquezcan la experiencia sensorial de los visitantes y lugareños, haciendo del hotel un actor integral en la vida cotidiana del barrio.
El interior del hotel los arquitectos siguen la misma filosofía de diseño abierto y accesible con espacios como el nahng glang plang, un teatro al aire libre.
Donde anteriormente se situaba un aparcamiento privado, ahora surge este patio secreto convertido en un espacio comunitario vibrante que se utiliza para proyecciones de cine y eventos culturales.
Este teatro al aire libre celebra la tradición tailandesa de ver películas en ferias de templos y otros encuentros comunitarios, ofreciendo un lugar para reuniones sociales y entretenimiento. Con asientos escalonados y una pantalla grande, este espacio invita a los huéspedes del hotel y a los residentes locales a reunirse y disfrutar de experiencias compartidas, fortaleciendo el tejido comunitario del área y convirtiendo lo que una vez fue un espacio introvertido en un entorno acogedor y social que refleja el espíritu intenso de Bangkok.
La sostenibilidad y el respeto por el patrimonio arquitectónico son evidentes en la conservación de la estructura de hormigón original, que se ha mantenido mayormente intacta pero mejorada con los nuevos acabados y elementos metálicos que complementan la arquitectura existente sin dominarla.
En palabras del arquitecto Chatpong Chuenrudeemol: "Nuestra visión era convertir un espacio que había sido cerrado y oculto en un lugar abierto y estimulante, no solo para alojar a los visitantes sino para activar la calle y conectar a la comunidad. Quisimos que cada elemento del diseño sirviera para una función, y al mismo tiempo, contara una historia de regeneración y comunidad." Esta declaración define el enfoque holístico y colectivo del proyecto, subrayando la intención de revivir no solo un edificio sino todo un barrio, aprovechando la arquitectura como una herramienta para la inclusión social y la revitalización urbana.
En conclusión, el Samsen Street Hotel es un testimonio del poder de la arquitectura para transformar y enriquecer las comunidades urbanas. A través de una combinación cuidadosa de respeto por el contexto local y una audaz reimaginación de los espacios, Chat Architects ha creado un punto de referencia que es tanto un destino en sí mismo como un catalizador para el rejuvenecimiento urbano y cultural.
Chat Architects
Escrito por Aina Pérez i Verge
Fotografías de W Workspace