Sedimentación de arquitecturas futuras: Oficina 3.0El edificio de la Fondazione Agnelli en Torino es una suma de visiones de futuro que se han ido sedimentando y que giran alrededor del tema de la oficina y la innovación tecnológica
En un momento protagonizado por la pandemia de la Covid-19, la arquitectura de las oficinas y de los espacios laborales en general es un tema de gran interés. La Oficina 3.0 realizada en 2017 por el estudio avanguardista de Carlo Ratti Associati ejemplifica una interesante solución de renovación del tema del espacio de trabajo colectivo, centrándose precisamente en el factor humano. El proyecto se sitúa en la sede de la Fundación Agnelli, un edificio caracterizado por ser una suma de visiones de futuro que se han ido sedimentando en el tiempo y que giran alrededor del tema de la innovación empresarial y el avance tecnologico.
La parte del edificio existente más antigua es la elegante villa liberty construida a principios del s.XX y residencia de Gianni Agnelli, fundador de la empresa FIAT. Esta industria fue el símbolo del DNA pionero que caracterizó la ciudad de Turín durante el boom económico italiano que se desarrolló después de la II Guerra Mundial.
Todo el conjunto del edifico y sus remodelaciones es un ejemplo muy representativo de la historia y de la filosofía de Gianni Agnelli, autor de las siguientes palabras:
“No me gusta el pasado si no es por el hecho que fija nuestra identidad. Yo amo el futuro y me gustan los jóvenes. Mi vida ha sido siempre una apuesta sobre el futuro”.
La otra parte del edificio consiste en una manga de oficinas adyacentes a la villa residencial. La ampliación, realizada a finales de los años 60 principios de los 70, fue obra del arquitecto turinés Amedeo Albertini. Albertini fue un proyectista popular en su época por ser el arquitecto de los industriales de la ciudad y aunque goza de una obra muy interesante ésta es poco reconocida. Sus edificios de carácter representativo y de prestigio, ademas del alto nivel de cualidad y eficiencia funcional, se caracterizaban por la expresión formal, la peculiaridad de las volumetrías y sobretodo por su conexión con la tecnología más avanzada de su época.
En 2016, siguiendo este hilo conductor y coincidiendo con los 50 años de la Fundación Agnelli la dirección decide renovar su sede con la participación del estudio Carlo Ratti Associati que basa su intervención en el factor humano. El objetivo es utilizar la conexión que permiten las nuevas tecnologías sin olvidar el espacio de interacción fisica entre los usuarios, para evitar el aislamiento del trabajo en modalidad remoto.
A partir de aquí Ratti estructura el rediseño del edificio a partir de tres inputs principales, convirtiéndose así en un “arquitecto coral” según su propia teoria de la “open source architecture”. Un arquitecto que como si de un director de orquesta se tratara, dirige los diferentes especialistas en cada materia para conseguir la excelencia en el proyecto final.
El primer input de proyecto se basa en no perder la mirada hacia el futuro que caracterizaba la filosofía de Agnelli. Para conseguirlo adapta el espacio convirtiéndolo en un open-space en grado de albergar un variado conjunto de start-up y talentos creativos.
Su segunda premisa son las conexiones, abrir el proyecto hacia la naturaleza que lo rodea y enlazarlo de forma directa con la ciudad. Para conseguirlo, el estudio proyecta una caja de cristal que aloja una cafetería accesible directamente desde la calle. Asimismo, el paisajista francés Louis Benech remodela los jardines que con una buena conexión a internet desde todos los puntos exteriores se convierten en una oficina al aire libre. Otros puntos de abertura que encontramos en el proyecto son la supresión de algunos forjados que se sustituyen por redes a través de las cuales se consigue la unión visual entre plantas, o la entrada de luz cenital en la elegante escalera de la villa liberty.
El tercer punto de proyecto consiste en convertir el edificio en un espacio de experimentación. Un “living lab” que reconfigura la relación entre espacio físico y tecnología a través del “internet of things”(IoT) y gracias a una gran cantidad de sensores instalados por todo el edificio. Los usuarios del espacio pueden, mediante una aplicación para el teléfono móvil, reservar las salas de reuniones y regular el clima creando una burbuja térmica personal que se desplaza con el individuo a través de los espacios. De esta forma se consigue un confort personalizado y un importante ahorro energético.
Ratti persigue un concepto de arquitectura dinámica que se adapta al individuo convirtiéndose en una tercera piel plástica y no en un corsé rígido como el que proporciona la arquitectura tradicional.
En un contexto como el actual en el que el aislamiento se ha convertido en la única solución laboral, necesitamos pensar en como adaptar las oficinas 3.0 en oficinas 4.0 para poder recuperar nuevamente el factor humano que tanto necesitamos.
Escrito por Aina Pérez i Verge desde TURÍN
Fotografías de Beppe Giardino
