Skyplay es el nombre otorgado a una guardería situada en North Perth, Australia, con una tipología innovadora creada por Tom Godden Architects y Matthew Crawford Architects, que combina un edificio histórico con un volumen de nueva planta de carácter industrial que apuesta por un desarrollo vertical del programa.
La ubicación del edificio, ocupando una parcela suburbana junto a la antigua estación de policía de 1907, y una servidumbre de paso que obliga a retranquearse de los edificios colindantes, determinaron el diseño del edificio.
El proyecto reutiliza el edificio preexistente de ladrillo rojo y una sola planta, que se sitúa junto a la vía pública, y añade un nuevo volumen en la parte trasera de la parcela, que emerge tras el mismo, gracias a sus tres plantas de altura sobre rasante además de añadir una planta sótano, con una materialidad que contrasta con el original, apostando por una estructura de hormigón visto, vidrio y acero, una materialidad poco habitual en un centro de educación infantil.
El centro, con un total de 1.550 m², da cabida a 114 niños, que disfrutan de unas modernas instalaciones donde el carácter industrial del edificio contrasta con el colorido aportado por algunas piezas de mobiliario y los juguetes de los niños.
La concepción de los espacios también es totalmente rompedora, alejándose de los típicos espacios interiores con un patio de juegos comunitarios. Por el contrario, las distintas aulas, independientemente del nivel en el que se sitúen, incluyen áreas interiores y exteriores, desdibujando los límites que separan unas de otras gracias a la disposición de cerramientos de vidrio que recorren toda la altura de suelo a techo, permitiendo que las educadoras no pierdan de vista a los niños estén donde estén, permitiendo a los menores circular libremente.
Las áreas exteriores están cubiertas, ya sean de simple o doble altura, permitiendo así a los niños disfrutar del aire libre durante todo el año, independientemente de las condiciones climáticas.
Estos espacios, a pesar de espacios construidos, mantienen una relación directa con la naturaleza gracias a la integración en el edificio de varios árboles de gran porte preexistentes, que atraviesan todos los forjados, alrededor de los cuales se disponen areneros donde los niños pueden jugar como si estuviesen en un espacio ajardinado, cubriendo el resto del pavimento con césped artificial y plataformas de madera.
Los límites de estos espacios se protegen mediante paneles de vidrio, que cubren la altura de una planta, y red, que recorre la altura restante, desde el vidrio hasta el forjado de cubierta. Ambos materiales permiten en todo momento la visión del entorno circundante y el paso de la luz, el sol y el aire.
También se disponen otros espacios totalmente exteriores, que mantienen los mismos criterios de diseño.
Las aulas interiores, a pesar de mantener la independencia entre espacios destinados a los distintos grupos de niños, fomentan la relación social entre los mismos, conectando los espacios situados en los distintos niveles mediante cerramientos de vidrio o ventanas situadas estratégicamente para permitir que los niños se asomen y vean a sus compañeros, interactuando entre ellos.
Estas aulas son además muy acogedoras, a pesar de la frialdad del hormigón, el acero y el vidrio, gracias al uso de la madera en los pavimentos laminados y en los panelados que cubren la parte inferior de los cerramientos ciegos, combinados con armarios a medida lacados en color verde oliva situados en la parte superior, acoplados entre los huecos existentes entre las ventanas.
La madera también está presente en otros elementos del mobiliario, como mesas y estanterías, combinada con otras texturas blandas, como los textiles de las numerosas alfombras, cojines y butacas dispersas por todo el espacio.
Imágenes de Peter Bennetts