SLUM: Artículo de opinión del arquitecto José Manuel Sanz para Arquitectura y Empresa
La vegetación más voluptuosa, que envuelve en su sombra bellos sonidos de pájaros y los olores más refinados, que tan cerca nos sitúa de las descripciones poéticas del paraíso en todas las culturas, termina contenida por el muro de la cerca.
En su trasdós, unos clavos y unas cuerdas para colgar cosas configuran la más elemental forma de casa, el mínimo lugar habitable alrededor del cual se amontonan, ocupando la calle, personas, animales, enseres imprescindibles y con frecuencia, la mínima unidad de producción de la que se obtiene el sustento.
El todo y la nada, los perfumes vacíos y el hedor lleno de la vida, infinitamente separados –o unidos - por unos centímetros de ladrillo.
Para el observador sensible, Ahmedabad – la India – representa el lugar en el que la distancia entre el cielo y el infierno es un giro de cabeza.
Hoy hemos realizado en grupo una visita a la casa Sarabhai, obra de la tardía etapa india de Le Corbusier. Dejaré todas las sensaciones de esta casa extraordinaria para otro momento. Solo la refiero como refuerzo del contraste con la visita anterior, como el lado amable del muro.
Por la mañana he visitado con Carmen y Javier, del grupo de alumnos de la Escuela, el SLUM junto al rio Shabarnathi. Ellos necesitaban tomar datos para su trabajo de curso.
Nuestros pasos han serpenteado entre la gente y los jirones de una forma de vida, entre la alegría y el bullicio por la novedad de nuestra presencia y algún gesto de recelo ante la invasión de lo íntimo, ante la percepción, tal vez por su parte, de una trivialización, por la nuestra, de su profunda dignidad.
Nuestro sacudido espíritu se deslizaba y oscilaba entre un instintivo temor al contacto y el impulso de responder a cada mirada con una caricia. Porque estábamos rodeados de miradas en cada una de las cuales latía y sentíamos latir lo más profundo y auténtico del ser humano, todo aquello que nos hace definitivamente iguales, mas allá de las evidentes diferencias culturales o de circunstancia.
Este Slum esta amenazado, condenado, a su inminente derribo, como ha ocurrido ya en el otro margen, debido a la construcción de los diques y obras de urbanización. Además de sanear esta área central de la ciudad junto al rio, habrá, seguro, alguna razón especulativa.
La forma de vida esta tan consolidada que cuando el SLUM se derribe se derriban con él los escenarios de vida de muchas familias. Conscientes, o no tanto, de sus limitaciones, les gusta vivir así, tal vez porque el SLUM es su única oportunidad de equilibrio entre unos medios muy escasos y el máximo-óptimo- que puede conseguirse con ellos.
La rotura del SLUM es por tanto la disolución de un equilibrio difícil de restablecer a corto o incluso a medio plazo. Sus habitantes habrán de enfrentarse no solo al desarraigo de un medio físico distinto sino a la fractura dramática de una forma de vida destilada a través de generaciones.
Todo un reto para la respuesta social a la dignidad de estos grupos humanos. ¡Que bello reto arquitectónico – que oportunidad – construir nuevos espacios, con mejores medios constructivos y mejores condiciones sanitarias, en los que no se pierda nada de tanto valioso¡, en los que puedan reconocerse.
José Manuel Sanz
Imagen de © FLC/ADAGP