El Pabellón en Aguilafuente es un pequeño añadido a una antigua vivienda del siglo XVII, con el que Ángela García de Paredes e Ignacio G. Pedrosa cumplen el sueño de los propietarios de dormir a ras de su huerta contemplando del cielo segoviano
El anexo se plantea como una construcción liviana, situada en uno de los laterales del huerto trasero de la parcela, pegada a la tapia que delimita la propiedad.
Para facilitar el acceso desde la vivienda principal, se crea una pasarela metálica cubierta que conduce al pequeño pabellón, constituido por un único volumen de pequeño tamaño, de tan sólo 38 m2, que alberga un dormitorio de matrimonio para los propietarios, equipado con un vestidor y un baño.
El acceso al dormitorio se produce por uno de los testeros, que conecta con el porche cubierto, mientras que en el opuesto de abren las ventanas que permiten ventilar el baño compartimentado, ofreciendo vistas al jardín, protegidas de manera que se garantiza la privacidad.
El espacio principal del dormitorio, donde se ubica la cama, dispone de un amplio ventanal que ofrece vistas de la huerta colindante.
Así mismo, la cubierta inclinada que materializa la envolvente superior del habitáculo, dispone en su parte superior, a la altura del cabecero de la cama, un generoso lucernario que permite la observación del cielo desde el dormitorio.
La construcción es muy respetuosa con el terreno natural y la vegetación del huerto, adaptándose a las preexistencias, situándose entre un avellano y un magnolio.
Asimismo, los tonos oscuros de los acabados exteriores armonizan con el verde circundante y con la tapia trasera.
Imágenes de Luis Asín