Nozomi es un sushi bar recientemente inaugurado en el barrio de Ruzafa en Valencia. Se trata de un local de 233 metros cuadrados que reproduce fielmente una calle de Kyoto. Uno de los significados de su nombre “sueño cumplido”, la delicadeza estética nos hace pensar en un “sueño estando despierto”.
El proyecto ha sido llevado a cabo por la consultoría creativa Masquespacio, que se han encargado tanto de su diseño interior como de la imagen corporativa. Antes de trabajar en la propuesta definitiva, Masquespacio realizó un estudio riguroso de entendimiento y representación de la cultura japonesa, que se plasmaría tanto en el restaurante como en su imagen de marca.
El nombre Nozomi, como se conoce a un “tren bala japonés de alta velocidad”, fue elegido por los propietarios, Miguel Herrera y Nuria Morell, ya que también quiere decir “sueño cumplido”. Se sintieron identificados con ambos significados y quisieron plasmarlos en todo el proyecto: el sentido “racional contemporáneo” junto con el “emocional clásico”.
Esta dualidad se expresa en el interior a través de los materiales empleados. El hormigón visto presente en la estructura y los muros habla de la contemporaneidad más racional mientras que la cálida madera natural que reviste y construye el centro del espacio junto con los detalles y acabados realizados a mano aportan la delicadeza y la emocionalidad clásica.
El hilo conductor del proyecto es conseguir que el cliente se sienta paseando por una calle de Japón. La fachada de hormigón que deja entrever la típica carpintería japonesa atrae e invita a entrar. Cruzar el umbral significa transportarse a otra ciudad en un abrir y cerrar de ojos. Una construcción central de madera decorada al más puro estilo nipón, que contiene los baños y el almacén, facilita la circulación por ambos laterales de modo que la fluidez espacial es total, aspecto típico de la arquitectura oriental. La sensación es la de encontrarse en una calle de Kyoto, donde una secuencia de módulos construidos, que semejan diferentes establecimientos comerciales, nos conducen a la estancia del comedor.
La distracción conseguida con los detalles de carpinterías durante este recorrido incrementa la sorpresa al llegar a la sala principal, decorada como un patio japonés, en la que poder degustar auténtico sushi bajo un cerezo en flor. Una imagen muy atractiva y bucólica.
Cuenta también con una zona más íntima que permite ambientes separos. Todo está estudiado hasta el mínimo detalle para que la experiencia sea completa, tanto para el paladar como para la vista.
© Fotos Masquespacio