Gabriele Salini devuelve la vida a una propiedad histórica que fue el hogar de su familia durante siglos, y la convierte en un hotel boutique que ha sido bautizado con el nombre de G-Rough.
La construcción de la edificación fecha originalmente a principios de 1600, desde entonces ha sufrido pequeñas mejoras, pero la reciente conversión de Salini fue pensada para mostrar su historia y belleza de antigüedad centenaria.
Azulejos espejados, paredes de pátina, arte contemporáneo y muebles modernistas italianos conforman el nuevo hotel. Los techos originales de madera se han conservado y se han dejado al descubierto, mientras que las paredes con capas de pintura de cientos de años son visibles en muchas habitaciones. El diseñador colaboró con Giorgia Cerulli, Benedetta Salini, Vittorio Mango y Emanuele Garosci para crear una estética áspera pero refinada que envuelve el proyecto.
G-Rough, ubicado en el corazón de Roma con cinco plantas de altura, consta de diez suites que están decoradas de forma individual, pero diseñadas de manera similar con muebles comunes; todos ellos pretenden fusionar la elegancia del Siglo XII y el modernismo italiano.
Las habitaciones cuentan con un espacio para el entretenimiento amueblado con una mesa de comedor, sillas, un sofá de gran tamaño, que puede servir como cama extra, y una pequeña cocina de estética industrial que complementa el espacio. Además, un dormitorio privado y un baño con bañera con patas de garras, ventanas de altura completa que se asoman al vestíbulo y lavabos de hierro fundido en dos tonos, añaden a la decoración un toque histórico que contrasta y compensa con el arte contemporáneo, el revestimiento de azulejos espejados y los muebles de mediados de siglo; una combinación que refleja a la perfección la pasión de Salini por el arte y el diseño.
Gran parte del mobiliario utilizado en todo el hotel está inspirado en diseñadores modernistas italianos de los años 30 y 50, como Ico Parisi, Giò Ponti, Paolo Venini, Seguso y Piero Fornasetti. Muchas de estas piezas forman parte de la colección de la marca de diseño siciliana Leftover.
Como resultado, un exquisito proyecto que consigue un hotel único con vistas a las míticas calles de adoquines romanas y los edificios palaciegos de la Piazza Navona.
Fotografía, Serena Eller.