Un refugio resiliente y luminoso en el paisaje de bosques de Toronto, con un bajo consumo energético y certificación de Casa Pasiva. Las aberturas cuidadosamente ubicadas enmarcan los cambios de luz estacionales, sumergiendo la casa en la naturaleza
El proyecto West Don Ravine Passive House representa una apuesta pionera por la arquitectura pasiva en entornos urbanos canadienses. Situada junto al borde boscoso del Valle Don en Toronto, fue concebida por la firma de arquitectura Poiesis Architecture, y creada para los propios padres del arquitecto. Esta vivienda reemplaza una estructura preexistente de tres plantas por una casa eléctrica y resiliente de 347 metros cuadrados, distribuida en dos niveles y orientada hacia un barranco boscoso.
Desde su génesis, el proyecto se diseñó bajo los principios Passive House, logrando una envolvente superaislada, hermética y con carga energética mínima. El resultado: una reducción de más del 90 % en energía destinada a calefacción y refrigeración, totalmente abastecida por fuentes renovables, consiguiendo ser la primera vivienda de la ciudad certificada bajo el estándar PHIUS+ (Passive House Institute US).
La motivación inicial del proyecto fue la búsqueda de resiliencia tras la tormenta de hielo de 2013, lo cual derivó en una vivienda preparada para el futuro de sus propietarios, una vivienda duradera y de bajo mantenimiento que facilita envejecer en el lugar, manteniendo al mismo tiempo una conexión profunda con el paisaje.
El núcleo del diseño es un jardín hundido que canaliza la luz del sur al norte, organizando la circulación de la vivienda y conectando las dos plantas. Al norte, una fachada acristalada de altura completa conecta con la naturaleza mediante terrazas exteriores, mientras que un entresuelo de celosía cerámica delimita sutilmente los espacios públicos y privados.
La paleta de materiales utilizada en el interior: terracota, piedra caliza local, hormigón visto y pino recuperado, refuerzan una estética honesta, duradera y alineada con los principios de bajo impacto ambiental. Materiales y exquisitos acabados que conforman estancias sencillas y bien iluminadas que priorizan el confort, la acústica y la calidad del aire interior.
El diseño paisajístico recupera la sintonía con el entorno mediante la sustitución de pavimentos por vegetación nativa adaptada al microclima. Este enfoque se desarrolló junto a expertos ecólogos locales y resultó en una transición naturalizada hacia el barranco, sin elementos de contención artificiales.
Más allá de una vivienda familiar, este proyecto es un modelo replicable de vivienda sostenible en contextos urbanos, donde arquitectura y paisaje se entrelazan sin fricciones.
Fotografía de Doublespace Photography