La familia Scholten forma parte de una experimento de la Universidad de Rotterdam sobre de arquitectura ecológica y sostenible, y esta asegura que nunca más volverían a vivir en una casa convencional.
En el puerto de la ciudad de Rotterdam, la familia holandesa Scholten está participando en un proyecto piloto de tres años durante los cuales viven a tiempo completo en una casa invernadero. La vivienda ha sido creada por estudiantes de diseño de la Universidad de Rotterdam. La familia se embarcó en esta aventura cuando la madre, Helly Scholten, botánico, estilista y decoradora, investigaba maneras de llevar a cabo una forma de vivir más sostenible y con menos consumo energético.
La casa al completo consta de 1.291 m², dentro de los cuales se distribuyen tres dormitorios, cocina, salón comedor, baños y jardín. Cuenta con ventanas de cristal en el techo que se inclinan hacia el sol para maximizar la absorción solar y aumentar la ventilación natural. El aire también entra a través de una tubería localizada tres pies bajo tierra, esta tubería introduce dentro de la vivienda aire fresco durante el verano y aire caliente durante el invierno, disminuyendo naturalmente de la calefacción y costes en aire acondicionado.
Una de las partes más importantes de la vivienda es el gran jardín en la azotea, este produce una gran variedad de verduras y frutas durante todo el año, desde tomates, a sandías, pimientos, remolacha, calabacín y coliflor para el consumo de la familia compuesta por cuatro personas y su perro. Además, la edificación está provista de un sistema de recogida de agua de lluvia, la cual es almacenada para poder utilizarse para el riego, lavado y limpieza de aseos, y placas solares que permite disponer de electricidad en toda la casa.
Para regular la temperatura interior se utilizó estuco de marga sobre sus muros con un espesor de 45 mm. Marga absorbe el calor de forma natural, disminuyendo así la temperatura durante los calurosos días de verano y manteniendo una temperatura ideal incluso cuando empieza a refrescar a altas horas de la noche. Su única desventaja es que el estuco de la marga requieren reaplicación ocasional cuando se degrada por la lluvia.
A pesar de que la vivienda tiene un coste estimado de 554.000dólares estadounidenses se trata de una vivienda en la que el ahorro en el consumo es mínimo y constante, es por ello y por las magníficas ventajas de vivir dentro de un jardín que la familia Scholten afirma que les va a resultar muy complicado volver a vivir en una vivienda convencional cuando termine el experimento en el año 2018.