Los arquitectos del estudio romano Westway Architects firman una villa en Noto y exploran la relación entre arquitectura y paisaje con una experiencia continua entre el interior y el exterior
A pocos quilómetros de la ciudad barroca de Noto, en una colina con vistas a la Reserva Natural de Vendicari se alza esta residencia de veraneo de una familia milanesa.
El estudio Westway Architects, con sede en la capital italiana, ha completado recientemente este proyecto que a pesar de sus formas contemporáneas mantiene una relación con la arquitectura tradicional siciliana a través de los colores y los materiales utilizados.
Los tres volúmenes que forman la casa están revestidos con la piedra de Noto y la pavimentación exterior está realizada con piedra de Modica, dos ciudades cercanas al proyecto.
Además, gran parte de los muebles de la vivienda han sido diseñados a medida por los arquitectos de Westway que han construido mesas, sofás y armarios con texturas que recuerdan los materiales campestres típicos de la zona.
La característica principal de esta obra es relación que establece el interior de la casa con el paisaje exterior. Los tres módulos de la vivienda, girados uno hacia el otro, están visivamente unidos entre sí a través de un recorrido que cuenta con visuales hacia el campo de olivos exterior. El bloque más grande corresponde a la zona de día de la casa y los dos bloques más pequeños forman la zona de noche. Un pasillo longitudinal conecta los diferentes volúmenes que forman la villa. Esta área de paso de menor altura, con las paredes pintadas con un color marrón oscuro, hospeda las zonas de servicio: la cocina, los armarios y las escaleras. El espacio busca una sensación de compresión para aumentar la teatralidad de las amplias habitaciones que se inundan de luz natural.
La fachada oriental se abre al paisaje mediante grandes ventanales e incluso llega a englobar un grande árbol frutal como símbolo para enfatizar la relación entre la naturaleza y la vida doméstica. Estos ventanales han sido estudiados detenidamente para mejorar la eficiencia energética de la vivienda e incluir paquetes tecnológicos.
A su vez, la fachada occidental es mucho más cerrada e introvertida, y sus aberturas recuerdan las troneras de las fortificaciones.
Parte de la cubierta es transitable y accesible a través de una escalera, convirtiéndose en una terraza con vistas al paisaje sobre la zona de día. Completan los espacios de la villa una piscina exterior, un garaje y un sótano con los locales de servicio.
Observando esta obra nos preguntamos si es la arquitectura la que se funde con el paisaje o es el paisaje el que conforma la arquitectura. Según los arquitectos, las dos relaciones están presentes en la raíz del proyecto y crean una interacción continua entre el interior y el exterior del proyecto que rinde homenaje al maravilloso contexto, convirtiéndose en parte de éste y del horizonte.
Escrito por Aina Pérez i Verge desde TURÍN
Fotografías de Andrea Martiradonna