Atelier Tao + C son los artífices de este hotel cápsula para viajeros que buscan un pequeño retiro, donde relajarse y disfrutar de la lectura en conexión con la Naturaleza.
El hotel, ubicado en Qinglongwu, un pueblo montañoso de Tonglu, en la provincia de Zhejiang, China, ocupa una antigua edificación de estructura de madera y cerramientos de tierra apisonada de 232 m2, entre la abundante vegetación del paisaje boscoso que la rodea.
Los arquitectos transforman el espacio original añadiendo pequeñas células habitacionales, apiladas en altura como un si de un Tetris se tratase, distribuidas en tres plataformas horizontales que dividen la altura total de la nave, a través de las cuales se establecen los recorridos de acceso hasta las mismas.
Las habitaciones quedan divididas en dos estructuras independientes, una reservada para hombres y otra para mujeres, con una capacidad total para 20 huéspedes, contando con 10 cápsulas y un baño común cada una de ellas.
Las pequeñas habitaciones, de tan sólo 1,35 m de altura, que permiten sentarse o tumbarse, se encuentran rodeadas por estanterías de bambú de origen local, a través de cuyas aberturas se produce el acceso, otorgando privacidad a los huéspedes, creando espacios donde, pernoctar, descansar y leer.
Estas mismas estanterías recorren la totalidad de la cara interior del cerramiento, convirtiéndose en una auténtica catedral de las letras.
Todos los niveles quedan comunicados con una escalera metálica de múltiples tramos, que recorre el espacio central de altura libre creando numerosos quiebros que recuerdan a los caminos de montaña.
A través de este espacio diáfano, y gracias a la ligereza de la escalera, se establecen conexiones visuales entre los distintos niveles, conectando tanto los espacios públicos como privados.
La luz penetra hasta estas zonas interiores gracias a las ventanas originales de la fachada, y los nuevos huecos creados, enmarcados con carpinterías de madera que se integran a la perfección con la preexistencia.
También se abren numerosos lucernarios en la cubierta de madera, llenando de luz cenital el espacio interior.
A pesar de que en los niveles superiores los espacios de circulación pueden ser aprovechados como zonas de lectura, el espacio público se ubica principalmente en la planta baja, donde se encuentran las salas de lectura.
Destaca la parte del denominado “jardín” interior, situado en el extremo este del edificio, un espacio que abarca la totalidad de la altura del edificio, que reproduce la volumetría original de la antigua nave con una envolvente de paneles de policarbonato corrugado insertados en una estructura de madera, con un testero de vidrio que permite disfrutar de las vistas de la naturaleza inundado por la luz natural que atraviesa el cerramiento traslúcido.
El límite entre interior y exterior se diluye más todavía gracias a la continuidad del pavimento de ladrillo gris que rodea el edificio en este espacio.
Durante la noche, el hastial traslúcido del extremo este y las numerosas ventanas del cerramiento de tierra se convierten en múltiples puntos de luz que inundan calidez y tranquilidad el entorno próximo del edificio.
Imágenes de Shengliang Su