Shipwreck Lodge es un complejo hotelero de lujo situado en un Parque Nacional en Namibia, diseñado por Nina Maritz Architects, un alojamiento sostenible de bajo impacto ambiental que responde con solvencia a un paraje de condiciones extremas.
El complejo está ubicado en la costa atlántica conocida como Skeleton Coast, cerca de la desembocadura del río Hoarusib. Se trata de un hermoso paraje de dunas de arena blanca cercanas al océano, donde habitan numerosas especies de animales como hienas, leones, elefantes y jirafas, que atraen a los turistas para realizar safaris por la zona.
La instalación hotelera incluye un edificio central, que alberga las áreas de comedor y salón comunitario, así como los espacios de servicio, cocina, almacenes y lavandería, y un alojamiento para el personal, además de 10 cabañas independientes dispersas en el paraje, alineadas y conectadas por un camino de acceso que las comunican con la construcción principal.
Imagen: Martin Harvey
Imagen: Michael Turek
Imagen: Shawn van Eeden
La forma de las edificaciones se inspira en los antiguos barcos naufragados en la costa, cuyos restos han poblado la zona durante años. Estas formas responden además a las condiciones climatológicas adversas del lugar, con fuertes vientos procedentes del suroeste, y tormentas que azotan constantemente las construcciones. La afilada proa que se enfrenta a la dirección predominante permite “cortar” el viento, minimizando de ese modo el impacto sobre los paramentos y, por tanto, el ruido producido, garantizando el máximo confort para los huéspedes.
Imagen: Michael Turek
La materialidad escogida, la madera, responde a la agresividad del ambiente salino y colabora en minimizar el impacto ambiental del proyecto, integrándose en el paisaje y permitiendo una construcción en seco de fácil y rápido montaje y desmontaje, haciendo posible la completa retirada de la instalación una vez transcurridos los 25 años de concesión.
El edificio principal dispone de un amplio y diáfano salón comunicado con el comedor comunitario.
Imagen: Shawn van Eeden
El mobiliario, los accesorios y la chimenea central permiten crear un ambiente cálido y acogedor.
Destacan los bancos corridos integrados junto al cerramiento de fachada y los grandes ventanales que se abren en la misma, que conectan el interior con el entorno, permitiendo disfrutar del lugar desde un espacio resguardado.
Dispone además de una terraza exterior donde poder disfrutar del aire libre cuando el tiempo lo permite.
Imagen: Michael Turek
En la parte trasera se disponen las áreas de servicio y los alojamientos de los trabajadores, donde la materialidad del proyecto cambia de la madera a los contenedores reciclados del puerto de Walvis Bay, utilizados para crear estos habitáculos prefabricados.
Las cabañas se configuran con dos módulos, que albergan el dormitorio y el baño, con un espacio de articulación entre los mismos donde se disponen las zonas de almacenamiento.
Imagen: Shawn van Eeden
Imagen: Shawn van Eeden
El dormitorio dispone de una cama de matrimonio que disfruta de las vistas del entorno gracias al ventanal que se abre en el cerramiento de enfrente, junto al cual encontramos un diván donde disfrutar de los momentos de descanso, de la lectura…
Imagen: Michael Turek
Cada cabaña consta también de una pequeña terraza privada conectada con el dormitorio.
La madera protagoniza desde la estructura hasta los cerramientos y acabados de todo el conjunto. La estructura se cimenta sobre pilotes clavados en las dunas a gran profundidad, que garantizan la estabilidad de las cabañas frente a los potentes vientos, requiriendo un mantenimiento constante para que la fuerza del aire no socave la estructura, dejándola sin apoyo.
Las cabinas fueron fabricadas en Windhoek, utilizando distintos tipos de madera: de abeto para la estructura, de pino sudafricano para la cubierta, etc. Este material tiene una buena durabilidad frente a la humedad y la sal del ambiente costero, además de colaborar con el aislamiento térmico y garantizar la sostenibilidad del complejo. También el aislamiento utilizado apuesta por el respeto por el medio ambiente, escogiéndose un aislante de mantas de botellas de plástico recicladas. Además, los tableros que constituyen la hoja exterior se fijaron con un sistema de clavado de madera que minimiza el uso de tornillos metálicos, mejorando su respuesta y durabilidad en este ambiente.
El edificio se autoabastece con energías verdes, la luz, la calefacción y el agua caliente proceden de energía solar. Así mismo, se disponen tanques de acumulación de agua, biodigestores para el alcantarillado y demás sistemas que permiten el correcto funcionamiento del edificio en medio de este paraje inhóspito.
Imágenes: Shawn van Eeden, Denzel Bezuidenhoudt, Michael Turek, Martin Harvey
http://www.ninamaritzarchitects.com/shipwreck-lodge-skeleton-coast/