El arquitecto João Cepeda es el autor de esta vivienda situada en la zona rural de Estremoz, Portugal, que con una arquitectura minimalista y respetuosa con la preexistencia, una antigua construcción agrícola abandonada, enmarca el paisaje y se funde con el mismo
La casa aprovecha un muro de mampostería existente, sobre el cual se levanta el resto de la edificación, la cual queda semienterrada por la inclinación suave del terreno donde se sitúa la parcela. El muro de nueva construcción se integra en el entorno gracias a la paleta cromática utilizada en el estuco, de tonos tierra, semejantes a los presentes en la naturaleza circundante.
En el nivel inferior en semisótano se sitúa el almacén y la cocina, además de un pequeño patio.
Sobre este se dispone la planta principal, que alberga la mayor parte del programa, tanto los dormitorios como el salón comedor, que se abre al paisaje circundante con un gran ventanal de suelo a techo que permite concebir el espacio exterior como una prolongación del interior, embebiendo la residencia en el entorno circundante.
Esa conexión con el lugar se mantiene en todos los huecos practicados en la envolvente, que enmarcan las vistas como si de un cuadro se tratase.
Los huecos quedan protegidos del soleamiento gracias al potente vuelo de la losa de hormigón que sustenta la cubierta.
Los acabados interiores son neutros, predominando las pastas continuas como el microcemento, de color gris claro, que armoniza con la paleta utilizada en los exteriores y aporta el frescor requerido en el cálido clima en el que se encuentra la vivienda.
Imágenes de Rendergram Studio