Imagen de Nelson GarridoEl proyecto con firma del estudio Nuno Valentim atiende a la realidad arquitectónica, urbana y social del centro histórico de la ciudad
Fotografía de Nelson Garrido
El mercado de Bolhão, proyectado originalmente por António Correia da Silva, arquitecto municipal con formación Beaux Arts parisina, fue inaugurado en 1914, al inicio de la I Guerra Mundial. Desde entonces, este icono en el corazón de Oporto no ha dejado de librar su propia batalla, los mercados de abastos son una rara avis a la que urge proteger. Las grandes superficies en la periferia de la ciudad exhiben todas sus ventajas para atraer a consumidores: parking gratuíto, confort térmico, horarios amplios de apertura, precios muy competitivos que publicitan hasta en la sopa, la posibilidad de hacer tu compra online, y una larga retahíla de ventajas a las que casi todos hemos sucumbido. El resultado, los mercados tradicionales, medidores del pulso de la ciudad, se ven abocados al abandono y desaparición derivando, en el mejor de los casos, en neo-mercados gourmet para regocijo de turistas.
Estado previo a las obras. Fotografía de Merel De Wilde
Estado previo a las obras. Fotografía de Merel De Wilde
Para el mercado de Bolhão ha querido evitarse ese final sometiéndolo a una intervención de reconstrucción y recualificación que comenzó en el año 2018 y que está prevista finalizar este mes de septiembre. El proyecto lo firma el estudio de arquitectura Nuno Valentim y busca devolver la dignidad a la joya neoclásica manteniendo su actividad de mercado de productos frescos locales y complementándola con espacios comerciales y de restauración.
Fotografía de Nelson Garrido
El edificio está clasificado desde el año 2006 pero su valor transciende lo arquitectónico y urbano. Todo habitante de la Baixa de Oporto tiene una historia que contar relativa al mercado. El local está estrechamente ligado al alma de la ciudad lo que ha tornado prioritario el que no sólo se proteja el contenedor, sino también la propia actividad que en él se desarrollaba. El intercambio de productos y los encuentros que durante el pasado siglo ha testimoniado Bolhão también tienen un valor, y es imposible tasarlo.
Fotografía de Nelson Garrido
Con el paso del tiempo el mercado sufrió innumerables modificaciones y adulteraciones. El crecimiento exponencial desde su concepción aceleró un deterioro que hizo que elementos originales fueran siendo sustituidos paulatinamente de un modo improvisado. Era necesaria una intervención integral que devolviese el edificio a su esplendor original, y que lo preparase para cumplir con las exigencias actuales en cuanto a accesibilidad, seguridad y salubridad.
Fotografía de Nelson Garrido
El nuevo Bolhão mantendrá la misma jerarquía interna de calles que su predecesor, pero ganará transparencia y apertura a la ciudad. Tendrá más circuitos y contará con acceso directo al metro, cerca de 12 ascensores y un sótano que funcionará como área técnica y de servicio. En cuanto a la envolvente, recuperará la cubierta en pizarra y la imponente fachada en tono arena dorado con sus expresivas molduras.
Fotografía de Nelson Garrido
Durante los cuatro últimos años los comerciantes de Bolhão han desarrollado su actividad a unos 200 metros de distancia en un espacio temporalmente habilitado en el sótano de un centro comercial. En tan solo unos días volverán los tenderos al abrigo de los mostradores en hierro fundido para inundarlos de carisma y solera, y nosotros, a visitarlos durante al menos otro siglo más.
Escristo por Cristina Pino, desde OPORTO
Fotografías de Nelson Garrido, Merel de Wilde
