Haworth Tompkins realiza una intervención en uno de los teatros más antiguos de Inglaterra, el Bristol Old Vic, marcando su presencia en la ciudad gracias a una original fachada que se abre camino entre dos edificios históricos y un gran vestíbulo que se abre a través de ella a la calle, ejerciendo de plaza urbana cubierta con una gran actividad social.
La fachada está compuesta por una potente estructura de madera que sustenta en una de sus mitades exteriores un marco metálico negro donde se integran unos grandes ventanales que recorren la parte superior de la fachada, con unas celosías metálicas de color cobre móviles, que se pliegan en acordeón de forma manual, que optimizan el soleamiento en todas las épocas del año.
En la parte inferior de esta mitad, grandes puertas de madera de color rojo invitan a los transeúntes a acceder al edificio, al gran hall donde se crea un espacio de encuentro social de gran actividad, con un café-bar que funciona de forma independiente al teatro, dando servicio a la ciudad.
La otra mitad de la fachada se compone con un marco de doble altura que se retranquea, extendiendo el pavimento de la acera hacia las puertas que acceden al vestíbulo, un nuevo gesto de invitación a entrar en el edificio.
En la parte superior se dispone un potente cartel luminoso contiene el nombre del teatro y marca su presencia en la imagen nocturna del barrio.
La transparencia de la mitad de la fachada y la permeabilidad de la otra mitad colaboran en garantizar la presencia del hall en el barrio.
Una vez en el interior, el gran vestíbulo de doble altura, cubierto por una cubierta de vigas de madera entrecruzadas formando motivos geométricos, ocupa una gran parte de la totalidad de la superficie interna, de 2.135 m².
El espacio diáfano de la planta baja se llena de mesas del café-bar, cuyo servicio lo proporcionan cocinas que quedan ocultas al público, así como las áreas de oficinas y administración del edificio, ocultas tras una cálida piel de listones de madera horizontales que recorre uno de los laterales del edificio.
Las galerías de la primera planta del otro lateral se abren hacia el gran vestíbulo, como una extensión de la superficie del mismo, recorriendo toda la medianera desde el fondo del espacio, donde se encuentran los accesos, hasta la misma fachada, donde se muestra su presencia con una especie de balcón insinuado en la estructura metálica negra.
Todo este espacio se inunda de luz natural que penetra desde la fachada, desde el cerramiento de vidrio dispuesto entre los edificios preexistentes y la nueva cubierta, gracias a su gran altura, y a través del pozo de luz que se abre al fondo, gracias a la interrupción de la cubierta, que no alcanza a tocar la antigua fábrica de mampostería cerámica del siglo XVIII vista del edificio trasero.
Bajo este pozo de luz se sitúan los núcleos de circulación vertical, compuestos por intrincadas escaleras de madera que recorren el espacio permitiendo el disfrute de las vistas del edificio durante su ascenso, que adquieren un gran protagonismo debido a los potentes parapetos ciegos pintados de negro en su cara exterior y de rojo en la interior.
Los mismos colores se escogieron para las carpinterías que cierran los huecos de las puertas y ventanas que se abren en el cerramiento de ladrillo, contrastando con la textura de la cerámica de la fábrica inacabada.
Estas puertas y escaleras conducen a los distintos niveles y gradas del nuevo teatro, situado en el antiguo edificio Coopers, que ocupa los niveles del suelo y el sótano.
El edificio cuenta con ventilación natural, y aprovecha la masa térmica del suelo de cemento y los antiguos cerramientos de mampostería. Además, se reciclaron un gran número de materiales durante su construcción, principalmente ladrillos recuperados durante las operaciones de demolición de la antigua edificación.
Imágenes de Philip Vile y Fred Howarth
Interesante proyecto, yo los invito a seguir a mi estudio también: oniria.pe