La Casa de Concreto del grupo de arquitectura Atelier García posa sensiblemente sobre la topografía, conectando con el terreno de forma más directa en la planta baja y abriéndose en las otras dos, respetando y aprovechando su ubicación y debido a su materialidad sencilla resaltando la naturaleza
La Casa de Concreto del grupo de arquitectos Atelier García -en colaboración con Clara Arango- se ubica en la punta de una de las colinas de Guatapé, departamento turístico de la cordillera de los Andes. Su construcción de aproximadamente 120 metros cuadrados finaliza en el año 2023 y goza de deslumbrantes vistas, tales como el embalse y la Piedra del Peñol -atracción altamente concurrida-.
Como toda buena arquitectura, su diseño se condiciona por la topografía que lo acoge; en este caso, una pendiente altamente marcada y un denso bosque. El proyecto aprovecha la inclinación para generar una pieza con una visual panorámica que le permite disfrutar al máximo el paisaje que la rodea.
Una particularidad del proyecto es que utiliza el tres como lineamiento de composición. Se plantean tres plantas triangulares soportadas por tres pilares principales, cada uno con una forma única y contundente. El primero adopta una forma de rectángulo que contiene en el nivel uno un escritorio y en él dos elementos de apoyo para la cocina. El segundo en forma de U alberga el punto fijo. El tercero, al igual que la composición general, tiene forma triangular y se convierte en chimenea en el piso dos.
Del parqueadero se accede a la primera planta la cual se abriga en la montaña albergando y protegiendo el programa de las áreas privadas. Un corredor en forma de L invertida dirige al punto fijo. En el trayecto el usuario se encuentra con una habitación principal y otra secundaria -ambas con baños- y otras áreas de apoyo.
Al ascender por las escaleras se llega a la planta dos que se abre completamente a su entorno y contiene las zonas comunes. En ella está una cocina abierta con vista a la plataforma y al oriente. El comedor se encuentra paralelo a la cocina lineal y la sala forma una especie de L que envuelve las áreas ya mencionadas.
A la cubierta habitable se puede acceder por medio de un puente cuyo otro extremo llega a una montaña del bosque sur, extendiendo el proyecto a la infinidad de su entorno.
Las diferentes plataformas convierten la arquitectura en un mirador, pero a la vez la materialidad y lo compacto de la misma pueden hacer entender la pieza como un prisma que posa sobre la montaña y protege a quien la habita.
La Casa de Concreto posa sensiblemente sobre la topografía, conectando con el terreno de forma más directa en la planta baja y abriéndose en las otras dos, respetando y aprovechando su ubicación y debido a su materialidad sencilla resaltando la naturaleza. El manejo de la luz natural y de los jardines que se forman con la misma topografía involucran el volumen al sitio y generan una calidad espacial muy alta.
Escrito por María Carla Flórez Jiménez desde BOGOTÁ D.C.
Fotografías de Mateo Soto
Fotografía de Mateo Soto











