La escuela de niñas Rajkumari Ratnavati diseñada por Diana Kellogg Architects en el desierto de Thar de Jaisalmer en Rajasthan, al norte de la India, es un ejemplo de arquitectura sostenible armónica con el entorno
El edificio, que acoge a más de 400 niñas de entre cinco y dieciséis años, es el primer edificio de un ambicioso proyecto, el Centro Gyaan, encargado por CITTA, una organización sin ánimo de lucro, que incluirá un espacio para espectáculos, una biblioteca y un centro cooperativo donde los artesanos locales puedan enseñar a las mujeres a tejer y bordar.
Se optó por dotar a la construcción de una forma curvilínea, que hiciese referencia a la feminidad, un gran óvalo que parece de emerger de la arena del desierto gracias a su materialidad, construido con bloques de piedra arenisca tallados a mano por artesanos locales.
El programa se organiza, siguiendo la tradición local, alrededor de un patio central, que proporciona una zona de juegos al aire libre para las niñas. El cerramiento del patio proyecta suficiente sombra para que las estudiantes queden protegidas de las altas temperaturas. Asimismo, dispone de una estructura metálica superior que permite extender un toldo para proteger toda la superficie de atrio durante los meses de temperaturas extremas.
En torno a él se disponen los espacios interiores, en un gran anillo oval de un solo nivel que incluye las aulas y el resto de espacios asociados a la escuela, una oficina y una sala de profesores.
Las clases están iluminadas por pequeños ventanucos que horadan el cerramiento en todo su perímetro, introduciendo luz natural al interior sin una alta incidencia solar, y proporcionando una ventilación cruzada que ayuda a ventilar y mejorar la temperatura del aula de forma natural, en combinación con las puertas de acceso.
Sobre las aulas se dispone una gran cubierta transitable de piezas cerámicas recicladas, a la cual se accede a través de escaleras y rampas, protegidas por muros calados que, rememorando los Jallis, crean una pantalla que proporciona una zona alternativa de juego para las niñas, protegidas del soleamiento pero permitiendo pasar brisa para refrigerar el espacio.
En esta cubierta se disponen un conjunto de paneles fotovoltaicos que alimentan las luminarias y los ventiladores del edificio, complementando así los medios pasivos utilizados, la orientación que maximiza el viento predominante y evita la entrada de luz solar.
Asimismo, el edificio implementa técnicas antiguas de recolección del agua de lluvia, así como otras para el reciclaje de las aguas grises de la escuela, apostando también por el aprovechamiento de los recursos hídricos, escasos en el lugar.
Imágenes de Vinay Panjwani