Plano Humano Arquitectos son los autores de la Capilla de Nuestra Señora de Fátima, situada en Idanha a Nova, un municipio del centro de Portugal, que proporciona un lugar de cobijo, recogimiento y reflexión en plena comunión con la naturaleza.
La capilla se encuentra en el Campamento Nacional de Actividades Scouts (CNAE), en un paraje de alto valor paisajístico. La forma del edificio se concibe como si de una cabaña de madera se tratase, una simple cubierta a dos aguas, un toldo que da cobijo en cualquier momento a los feligreses que acuden a la zona, a la cual se accede a través de una ruta que asciende por la montaña y da acceso a la capilla, cuyo ámbito queda delimitado por una simple valla permeable de listones de madera.
El concepto de edificio abierto, además de permitir el acceso en todo momento del día o de la noche, permite que el espacio interior se extienda hacia el exterior, diluyendo los límites, permitiendo de ese modo acoger a una gran cantidad de visitantes, una de las premisas del proyecto, puesto que la capilla fue construida con motivo del XXIII Jamboree Nacional de Exploradores Católicos Portugueses, al que acudieron cerca de que 22.000 feligreses .
Los faldones que constituyen la piel que define el espacio de la capilla, están delimitados por aristas inclinadas que crean un acceso a escala humana que invita al visitante a acceder al edificio, que se eleva hacia el cielo y hacia la naturaleza circundante mediante la elevación de la cumbrera en el extremo puesto, alcanzando la altura máxima del edificio en este punto, igual a 9 m, enfatizando de ese modo la su carga simbólica.
La estructura resistente está compuesta por una cubierta a dos aguas de par e hilera de madera laminada, cuyos pares recorren equidistantes los 12 m de longitud del edificio. Hay un total de 12 costillas, que hacen alusión nuevamente al simbolismo cristiano, una por cada apóstol.
Sobre la estructura descansan los tableros de madera, que se cubren con una chapa de zinc que garantiza la impermeabilidad de la cubierta y se integra a la perfección en el paisaje.
Los tableros quedan desnudos hacia la capilla, sin ningún tipo de revestimiento interior, apostando por la sencillez y sinceridad constructiva.
El mobiliario es austero y utiliza en su elaboración materiales naturales y nobles, como la madera maciza en el caso de los bancos, toscamente tallados, situados tanto en el interior como en el exterior, dispuestos de forma radial en torno al altar.
La piedra es el otro material presente en el edificio, constituyendo el podio del altar, situado bajo el extremo más elevado de la cubierta, la fuente, situada en el acceso, y el curso de agua que recorre la capilla en sentido longitudinal, la cual adquiere una vez más una fuerte carga simbología.
La luz es otro de los elementos clave en la expresión de la espiritualidad del edificio, por lo que ha sido estudiada cuidadosamente. La capilla tiene una orientación este-oeste, lo cual permite que la luz tanto del amanecer como del atardecer bañe el interior del edificio, potenciando la expresividad del espacio.
Por la noche se crea una iluminación ambiental de la capilla y el entorno próximo mediante una luz difusa, que se proyecta desde el suelo e incide en el edificio y en otros elementos destacados, como la cruz principal.
El único foco de luz directa se sitúa sobre el altar, evidenciando la relevancia de este punto dentro del edificio, de nuevo con una fuerte carga simbólica.
Imágenes: João Morgado
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