Children Village es una de las 40 instalaciones educativas administradas y financiadas por la Fundación Bradesco, que proporciona el acceso a la educación a los niños residentes en las zonas rurales del país.
Este internado escolar, diseñado por Aleph Zero, en colaboración con el estudio Rosenbaum, apuesta por la sostenibilidad y el uso de técnicas y materiales tradicionales locales, para crear un centro contemporáneo que reinterpreta la arquitectura vernácula, conectando a los niños con sus raíces y con el entorno natural.
El complejo, de 25.000 m2, incluye dos unidades residenciales idénticas divididas por género, que proporcionan espacios residenciales que dan alojamiento a un total de 540 niños entre 13 y 18 años, procedentes de distintas zonas rurales del país, acogiendo a los niños durante el curso escolar.
Los antiguos dormitorios comunitarios, que albergaban hasta 40 estudiantes, se sustituyen por módulos mucho más íntimos y acogedores, que agrupan a los niños de 6 en 6, con un total de 45 unidades en la zona de niños y otras tantas en la de niñas. Cada una de ellas cuenta con 3 literas y espacios de almacenamiento, con acabados neutros en blando y madera natural, con alguna nota de color verde que crea un ambiente acogedor y confortable, a la par que alegre y cercano.
Las unidades habitacionales se organizan en torno a tres grandes patios. Estos volúmenes se materializan con muros de bloques de tierra comprimida, hechos a mano en el lugar. Además de tratarse de un sistema constructivo ecológico y de bajo coste, proporciona un eficiente aislamiento térmico de los espacios interiores, además de permitir crear distintas texturas con la alternancia de aparejos que mejoran la calidad estética y compositiva del conjunto.
Las áreas de dormitorio se complementan con otros espacios comunitarios que cubren las necesidades de los estudiantes y fomentan las relaciones sociales entre ellos y la vida en comunidad, como salas de lectura y estudio, estancias con televisión y áreas de juegos, dispuestas en la primera planta, compartimentadas con pantallas de listones de madera.
La cubierta continua que cubre la totalidad del área del complejo se eleva respecto a los volúmenes de la planta baja, creando un amplio espacio exterior donde se disponen estos espacios, protegido de las altas temperaturas del clima tropical gracias a la sombra proyectada, donde los niños pueden jugar, descansar y disfrutar del tiempo libre.
Esta gran cubierta está constituida por un delgado panel sándwich de metal, apoyado sobre una estructura horizontal de madera laminada de eucalipto encolada, que a su vez descansa sobre esbeltos pórticos del mismo material.
En encuentro de los pilares de madera con la cimentación se realiza mediante una pieza metálica de conexión, que permite separar el material del contacto directo con el suelo, protegiéndolo así de la humedad por capilaridad, aumentando la durabilidad de la estructura.
La madera también es la protagonista de las carpinterías, escaleras de acceso a la primera planta y los elementos de protección, creados con listones verticales que materializan el antepecho que recorre la coronación de la fábrica de bloques de tierra de la planta inferior.
La cubierta vuela respecto a los límites de la planta baja, proporcionando un corredor perimetral cubierto en torno a los patios.
El forjado de la planta primera se extiende de forma puntual por encima de este corredor, creando salientes a modo de miradores que permiten acercarse al perímetro del edificio, desde donde poder disfrutar de las vistas de la naturaleza circundante y de los espacios ajardinados de los patios.
Imágenes de Leonardo Finotti