LTL: el laboratorio que apuesta por el diseño de alto nivel

Situada en el Parque Tecnológico de Paterna, Valencia, la sede de Laboratorios Tecnológicos de Levante destaca entre todos los edificios del entorno por sus más de 4000m2 de imponente diseño, coordinado con una gran funcionalidad de los espacios. Hoy, con motivo del 30 aniversario y en plena expansión, nos desvelan las claves de su concepción

La empresa, que principalmente se dedica desde 1993 a asegurar el control de la calidad de las aguas mediante análisis de las mismas, cuenta con más de 100 profesionales trabajando en el laboratorio y en la oficina técnica, y más de 1.500m2 de zonas de ensayo. También se dedica al control alimentario, impulsado por el departamento de genómica, donde investigan temas como la detección del posible fraude alimentario, lo cual implica una gran diferenciación en el mercado.

Se trata de un programa muy específico con una lista interminable de requisitos, y es por ello que la empresa decidió ocuparse del diseño y construcción de su propia sede. Se convocaron sucesivos comités de especialistas en distintas áreas, para la puesta en común de las necesidades que tenía cada departamento y llegar a un diseño que fuera satisfactorio para todos. Pero el resultado fue más que satisfactorio, pues la rotunda y elegante apariencia de las fachadas, no daría lugar a pensar, a priori, que se trata de un laboratorio.

Acceso al laboratorio y edificio de oficinas de Laboratorios Tecnológicos de Levante

Lo primero que se percibe es un inmenso acceso de vidrio tras un gran marco de aluminio anodizado que emerge con los laterales en diagonal, invitándonos a entrar. Se eleva como un volumen único, ocultando los forjados tras una fachada ventilada de piedra caliza, colocada sobre rastreles de aluminio en todo su perímetro, únicamente interrumpida por los huecos que contrastan con carácter.

Una vez traspasada la primera barrera, se descubre un hall de acceso a doble altura, con visión directa al patio interior, enmarcado por una doble escalera de mármol travertino romano. En este espacio se produce la primera de las etapas del ciclo de análisis: la entrega de las muestras.

Hall de acceso y zona de recepción de las muestras

Dichas muestras se envían al piso de arriba mediante el montacargas, y se hacen llegar al área donde corresponda su análisis (medioambiente, aguas, agroalimentario, genómica, etc.). Un aspecto característico en este tipo de programa es la cantidad de zonas de almacenaje que se pueden encontrar distribuidas por todas las plantas y cada una con unos requisitos diferentes como, por ejemplo, una sala destinada a neveras en la que cada una de las mismas tiene una temperatura distinta, según el tipo de muestra que vaya a conservarse en su interior.

Además, existen ciertos procedimientos que exigen salas separadas, como en caso de la PCR, con el fin de evitar la contaminación cruzada; y otros que necesitan tener cabinas de flujo laminar para proteger al personal del contacto con los gases, además de proteger a esas muestras de la contaminación con el exterior, como sucede en el departamento de microbiología. Algunas de estas máquinas son de grandes dimensiones, y eso también se tuvo que tener en cuenta desde el momento inicial del diseño, para asegurarse de que se podrían introducir sin problemas en el interior del edificio.

Otras, hacen bastante ruido y producen vibraciones, por lo que su situación en el proyecto también se tuvo que prever, como es el caso de los IPCs para metales, que se sitúan en una zona especial dotada de una amplia galería donde se sitúan las máquinas extractoras que producen ese ruido y así insonorizar el interior.

Zonas de trabajo en el laboratorio

En general, todas las zonas poseen procedimientos detallados de emergencia, pero hay ciertos ensayos se realizan con muestras algo peligrosas, por lo que las zonas donde se llevan a cabo están dotadas de más medidas de seguridad, como lo son las duchas de emergencia, los lavaojos, o el suelo de polivinilo especial antiácido.

También la iluminación, que ya de por sí en la arquitectura es un factor muy relevante, cobra vital importancia en las zonas de trabajo, pues tiene que ser de una intensidad y frialdad concreta, y con una posición exacta. Al menos donde trabajan las personas, porque existen zonas de trabajo para robots, como por ejemplo el fotómetro automatizado, encargado de realizar los análisis de materia orgánica, nutrientes, etc. mostrando los resultados simultáneamente en la pantalla de ordenador.

Robot automatizado realizando ensayos

Si ascendemos hasta la cubierta, descubrimos toda una pérgola perimetral al patio con techo de placas solares, para alimentar de energía al edificio y hacerlo más eficiente energéticamente. Además de las máquinas habituales como los compresores de aire acondicionado, hubo que prever espacio para múltiples aparatos más específicos, como por ejemplo los generadores de nitrógeno para purificar el aire, además de ser empleados en cromatografía.

Pero lo más agradable es, sin duda alguna, el patio central del edificio, donde se disfruta de los descansos rodeados de palmeras, un estanque y un ascensor panorámico. El claustro que lo rodea tiene el suelo de mármol anasol veteado en azul y blanco, los colores corporativos, y contrasta con las paredes paneladas en madera de haya. El techo está cuidadosamente diseñado para integrar la iluminación y las zonas que deben ser registrables, incluyendo rociadores de agua en el techo por todo el edificio.

Zonas de circulación perimetrales al patio

Es evidente que Laboratorios Tecnológicos de Levante, empresa referente en el sector por desarrollar tecnologías innovadoras, es consciente de la importancia que tiene contar con un buen espacio de trabajo adecuado a las necesidades de cada área y ha sabido estar a la altura con el diseño de sus instalaciones.

Fotografías cortesía de: Laboratorios Tecnológicos de Levante

Artículo escrito por: Alba Godoy Ferrer