El Parc des Labyrinthes de Montendre, ubicado en el lago Baron Desqueyroux, es una vasta área de 10 hectáreas en el corazón de Haute-Saintonge, que integra paisaje y arquitectura para ofrecer un espacio adaptado donde poder disfrutar de la naturaleza, diseñado por Atelier Philippe Madec.
La extensa área del parque queda conectada por un camino que lo recorre en toda su longitud, comunicando los distintos espacios que ofrecen una gran diversidad de actividades al aire libre, desde zonas de juego, espacios para practicar ejercicio físico o para el descanso y la observación de la biodiversidad del entorno, rodeado por un bosque de pinos.
El edificio, diseñado por Philippe Madec y su equipo, se integra en el paisaje de una forma totalmente respetuosa con el medio ambiente, ejerciendo de transición entre dos de los puntos de mayor interés del parque, el bosque y el laberinto.
El camino, al acercarse a la edificación, conecta con una pasarela de madera que se eleva con una suave pendiente hasta la planta superior del edificio, donde se desarrolla gran parte del programa.
De este modo se crea transición entre naturaleza y arquitectura que proporciona además una panorámica del lugar desde un nuevo punto de vista, ejerciendo de mirador elevado.
La pasarela da acceso a un volumen cúbico, de 8 m de lado en planta y 8 m de altura, que se configura con una original envolvente de piedra, cuya fábrica calada mantiene la conexión visual con el entorno durante el recorrido por la prolongación de la pasarela de madera hacia el edificio principal, una pieza longitudinal resuelta con estructura y envolvente de madera dispuesta en sentido perpendicular a la pasarela, desarrollándose en paralelo al lago, hacia el cual abre sus vistas.
El edificio principal conecta también con una segunda pasarela de madera procedente del aparcamiento, que de nuevo se eleva hasta la primera planta, donde se encuentra la taquilla, el punto de información turística, una tienda y un área de interpretación, ocupando el ala longitudinal del edificio, de planta abierta.
En el ala de menor longitud se encuentran otros espacios administrativos y las escaleras que dan acceso a la planta inferior, donde se disponen las salas de entretenimiento y un espacio flexible de convivencia conectado con las terrazas exteriores, cubiertas y al aire libre, flanqueadas por las dos pasarelas elevadas, que permiten disfrutar del entorno del parque y del lago.
El edificio ha sido construido prácticamente en su totalidad con madera, salvo el volumen de acceso desde el parque que dispone de la envolvente de piedra de origen local.
La pieza principal se envuelve con listones de madera que cubren la fachada y continúan en la cubierta inclinada a dos aguas, quebrando en el encuentro con los lucernarios que introducen luz cenital al interior.
La fachada aparece prácticamente ciega en sus lados longitudinales, con pequeñas ventanas cuadradas dispersas que varían su altura para otorgar cierto ritmo a la envolvente, mientras que los testeros se conciben como miradores que captan las vistas del lago, disponiendo de grandes ventanales de vidrio.
La materialidad escogida para la envolvente colabora en la integración del edificio con su entorno, mimetizando la paleta de colores con la de la naturaleza circundante.
Los interiores se conciben como espacios neutros, con paramentos lisos de color blanco y pavimentos continuos de cemento, donde la nota cálida la aportan las carpinterías y algunas piezas del mobiliario, elaboradas con madera con un acabado natural.