El arquitecto Arne Henriksen es el autor de dos cabañas noruegas, ejemplos de una arquitectura propia del lugar, que utiliza materiales de la zona que se integran a la perfección en el entorno en que se ubican.
La primera de ellas es la Cabaña Koster, construida en 2002. Se trata de la segunda residencia de una familia noruega, ubicada en pleno bosque, rodeada de pinos, rocas y arbustos. La casa principal dispone de un espacio de día diáfano, en el que se encuentra el estar y la cocina, desde el cual se disfruta de las vistas del entorno gracias a las numerosas aberturas que se practican en todos los cerramientos. Una banda paralela alberga el corredor que comunica con los espacios de almacenamiento, dos dormitorios de reducida dimensión y el baño.
La zona de día adquiere una altura libre de consideración gracias a la cubierta inclinada que la cubre, con pendiente a dos aguas, que se quiebra en la zona de noche disminuyendo la altura considerablemente.
Toda la cabaña queda rodeada por un porche perimetral sobre la plataforma que salva el desnivel del terreno, que permite una circulación exterior en anillo y el disfrute del espacio exterior en todas las orientaciones.
El vuelo de la cubierta permite dar protección frente al soleamiento a los huecos acristalados en las orientaciones más desfavorecidas.
Toda la cabaña está construida con un entramado de madera, con una piel exterior materializada con tableros de álamo para los cerramientos verticales, y chapa de cinc en la cubierta, materiales cuya coloración natural se integra con el entorno rocoso que circunda la vivienda, mientras que los acabados interiores se realizan en abedul.
Fotografía: Are Carlsen
En la Cabaña Øyna, de 2006, el arquitecto sigue los mismos criterios. Encontramos de nuevo un amplio espacio diáfano central que alberga la zona de día, volcada al exterior, al porche principal, mediante grandes aberturas que permiten disfrutar de las vistas del entorno, de la vegetación y del mar.
Las habitaciones en este caso se sitúan en unos salientes de la planta en dos de las esquinas, mientras que en el lado opuesto se dispone la zona de servicio, con la cocina y los baños, y un pequeño estar.
La gran altura libre obtenida del uso de una cubierta inclinada a un agua, se aprovecha para disponer de un entresuelo sobre el estar y el dormitorio principal, obteniendo una tercera habitación en el primer caso y un estudio en el segundo.
Nuevamente la cabaña está construida con un entramado de madera con tableros de álamo en el exterior y de abedul en el interior. Destacan en este caso los marcos salientes creados con los listones para proteger los huecos de ventana de ambos salientes.
Fotografía: Nils Petter Dale
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