El santuario budista de Tangshan, ciudad situada en la provincia china de Hebei, obra de ARCHSTUDIO, es un espacio destinado a la meditación y la contemplación, que se integra en el lugar estableciendo una íntima relación con la naturaleza circundante.
Situado en una zona boscosa, en la misma orilla del río, el edificio se abre y vuelca sus espacios interiores hacia la naturaleza, dando la espalda a los invernaderos existentes en la parte trasera, mediante la creación de una colina artificial que oculta el edificio, haciendo que pase desapercibido, diluyendo su presencia en el paraje.
En planta, el edificio se ramifica para integrar los espacios entre el arbolado de gran porte existente en el lugar. En un total de 169 m2 se disponen 5 áreas diferenciadas, que albergan la entrada, un baño, una sala de meditación budista, una sala de estar y un salón de té, que quedan conectadas por un espacio central diáfano, que fluye gracias a los muros de cerramiento que recorren el perímetro, creando curvas sinuosas que suavizan la transición entre espacios, inundados de la luz procedente de diversos patios y lucernarios que se abren en la cubierta.
La entrada al edificio queda delimitada por dos muros de hormigón que se adentran en la colina, ganando altura en el transcurso del recorrido, que queda enmarcado en sus laterales por la cubierta vegetal y por los árboles cercanos.
La entrada conduce al espacio central, al que se abren tres salas a la izquierda, que se corresponden respectivamente con el baño, la sala de meditación y la sala de estar, y una gran superficie acristalada a la derecha donde se encuentra la cuarta sala, el salón de té.
Las salas extremas disponen de un patio de transición, mientras que la sala central se ilumina a través de un lucernario que remata el techo curvo del espacio.
El espacio de oración dispone de un filtro visual a modo de estor, que proporciona privacidad y sensación de recogimiento sin impedir la conexión visual con el resto del edificio.
La sala de té se integra en el espacio central, enfrentada a la estatua de Buda, ocupando un saliente en el cerramiento de vidrio que delimita el edificio volcando sus vistas hacia el río y el bosque, flanqueado por sendos patios que se abren en el vuelo de la cubierta.
En los cerramientos laterales se dispone una carpintería practicable que permite el acceso directo a estos patios, y a través de ellos a la terraza que se prolonga hacia la orilla.
La relación que se establece entre el edificio y la naturaleza no afecta sólo al diseño de la planta y la concepción de los espacios, sino que trasciende a los materiales, tanto del propio edificio como del mobiliario. El material predominante es el hormigón visto, texturizado con un encofrado de tiras de pino de 3 cm de ancho, que queda grabado en la superficie, marcando los anillos de la madera y acentuando la verticalidad, eludiendo a los troncos de los árboles del entorno.
Así mismo, tanto los muebles como la carpintería están hechos a medida con tiras de madera.
Contrastan con el hormigón y la madera el acabado liso de los pavimentos interiores y la grava blanca que cubre el suelo de los patios.
La cubierta vegetal ayuda a extender el paisaje por encima del edificio, formando un plano de suelo más en el entorno, mientras que los lucernarios son capaces de introducir esta naturaleza en el interior, gracias al juego de luces y sombras proyectadas por los árboles, que se filtra a través de las claraboyas.
Imágenes: Wang Ning / Jin Weiqi
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